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jueves, noviembre 21, 2024

Inés y El Toñín: Crónica de una huida

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|Ignacio Juárez y Álvaro Ramírez

 

Era mayo de 2021. La puja por los espacios en la elección intermedia estaba sujeta a una pelea sin tregua. En Tecamachalco, Inés Saturnino López Ponce se ufanaba con su intento por convertirse en alcalde por segunda ocasión, pero esta vez bajo las siglas del partido político local Pacto Social de Integración (PSI).

Aunque la campaña estaba en su máximo esplendor, en esos días la preocupación del exalcalde estaba centrada en otra cosa. Y no era cualquier prioridad. Su atención fue puesta en proteger a uno de los líderes del huachicol en el Triángulo Rojo: Antonio Valente Martínez Fuentes, alias El Toñín.

Fue así como Inés Saturnino logró el hecho que ahora lo tiene tras las rejas, al ser el responsable en impedir que elementos de la Policía Preventiva Estatal y de la Agencia Estatal de Investigación de la Fiscalía General del Estado (FGE) detuvieran al delincuente.

INÉS Y LA AVANZADA

La historia, inédita hasta ahora, tuvo lugar días previos a la votación, cuando agentes de la Policía Estatal fueron los primeros en llegar a un domicilio céntrico de la cabecera municipal de Tecamachalco.

Con aparente sigilo, se apostaron para el arresto basados en la información que indicaba que ahí llegaría el capo huachicolero.

Los agentes de la FGE, como estaba previsto, serían la segunda fuerza en arribar al sitio para concretar la aprehensión.

La tensión podía cortarse con cuchillo ante el evidente riesgo de un enfrentamiento de alto fuego.

Cuando todo estaba listo, un repentino suceso cambió todo el plan. El Toñín fue advertido de la presencia policiaca y pudo evitar su llegada al lugar apenas unos minutos antes entre el arribo de los policías estatales y los ministeriales.

La sorpresa sería mayor cuando, en lugar de Antonio Valente, Inés Saturnino irrumpió en el domicilio acompañado de un grupo de personas fuertemente armadas.

Su sola presencia echó a perder el operativo y generó la distracción necesaria para el huachicolero contara con el tiempo suficiente para alejarse del sitio.

Previo al dispositivo de seguridad, información de inteligencia en poder de la FGE indicaba que antes de visitar cualquier sitio, El Toñín montaba un operativo de “limpieza”; es decir, una avanzada acudía con antelación a los sitios donde estaría el criminal y, en caso de requerirlo, despejaban vías de circulación y los sitios por los métodos que fueran necesarios.

Ante ese modus operandi, la FGE y la Policía Estatal alistaron todo para ocultar su presencia todo lo que fuera posible.

La novedad en ese día de mayo —que las fuentes de información no especificaron— fue la aparición de Inés Saturnino.

El exalcalde de Tecamachalco y candidato del PSI, de acuerdo con las autoridades ministeriales, fue el encargado, personalmente, de la “limpieza” de El Toñín, junto con el grupo armado.

La sobrada prepotencia con que encaró a los policías estatales fue suficiente para que los agentes ministeriales fueran avisados del fracaso del operativo.

 

LA DETENCIÓN DE INÉS

Por los hechos de mayo de 2021, el expresidente municipal de Tecamachalco, internacionalmente conocido como un violentador y misógino, fue arrestado la noche del pasado 8 de noviembre.

“La FGE aprehendió a Inés Saturnino N. por los delitos de desobediencia y resistencia de particulares y amenazas. En 2021 presuntamente intentó evitar que policías estatales detuvieran y pusieran a disposición a hombres que portaban armas de fuego”, describió la institución en su cuenta oficial de Twitter.

De acuerdo con la ficha del Registro Nacional de Detenciones, el político, quien llegó la primera vez a la alcaldía de esa municipalidad por el Partido Acción Nacional (PAN) y que pretendió regresar por el PSI, fue arrestado en el “inmueble sin número, ubicado en la calle 2 Oriente esquina con la Avenida Morelos, en la colonia El Calvario, frente a la Vinatería la Fundición”.

En ese lugar se ubica el domicilio de una mujer con la que López Ponce mantiene una relación sentimental y que visitaba con cotidianidad.

Los transeúntes que cruzaban por ahí para llegar a los comercios, el instituto o la marisquería asentados en la zona, eran testigos de sus contantes visitas y su costumbre de sentarse fuera del domicilio con la misma amplia sonrisa que mostró cuando fue fotografiado para la ficha de la FGE.

Las penas por las que se detuvo a Inés Saturnino, de acuerdo con el Código Penal, pueden alcanzar una sanción de hasta 10 años de prisión.

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