Publicado originalmente por Pablo Ferri en EL PAÍS, compartimos este reportaje por su relevancia e interés periodístico:
Originarios de Canatlán, cerca de Durango capital, de Santiago Papasquiaro, algo más al norte, o del vecino Canelas, según quien lo cuente, los hermanos Cabrera Sarabia han traficado heroína, marihuana y cocaína a Estados Unidos durante décadas, según informó el Gobierno de aquel país en 2015, cuando incluyó a tres de ellos en su lista de personas sancionadas. En aquel entonces, El Mayo y El Chapo eran socios, estaban libres y dedicaban sus esfuerzos a mandar droga al otro lado de la frontera, sin peleas de por medio. Lo mismo hacían los Cabrera Sarabia, comandados ya entonces por José Luis y Alejandro, muertos o encarcelados los otros dos hermanos, Felipe y Luis Alberto.
Entre entonces y ahora, los cultivos de amapola y cannabis dejaron paso a la metanfetamina. Sobrepasados por los opioides, los cultivos de amapola, base para producir heroína, dejaron de ser rentables hace algo más de un lustro. Aún se cultiva, pero en menor proporción que en décadas pasadas. En cuanto a la marihuana, el fin de la prohibición en Estados Unidos arrinconó los cultivos en México. El contrabando dejaba de tener sentido. Lo sintético se imponía y qué mejor espacio que los corredores montañosos del Triángulo Dorado para ensayar el gran cambio de paradigma. Protagonistas involuntarios de la muda de piel serrana, los Cabrera Sarabia prosperaron. Y, cosa rara en el narco regional, lo hicieron alejados de los focos mediáticos.
José Luis y Alejandro manejan los hilos del clan familiar. En documentos de inteligencia, divulgados por el grupo de hackers Guacamaya hace un par de años, la Secretaría de la Defensa Nacional coloca a José Luis, alias Chepe, al frente, desde Durango, y a Alejandro, como cabecilla desde el vecino estado de Zacatecas. Uno de sus principales lugartenientes, Gerardo Soberanes, fue detenido en 2023. Hace unos días, el Gobierno federal anunció la caída de otro de sus hombres, José Luis Delgadillo López, alias Don José, “considerado líder de una célula delictiva dedicada al secuestro y tráfico de personas”, según dijo el equipo de Harfuch. Se ignora su importancia real en el esquema de los Sarabia. El Ejército no lo traía en el radar.
Más allá de sus intereses empresariales, la participación de los Cabrera Sarabia en la guerra entre Mayos y Chapos parece evidente. En enero, las autoridades les decomisaron 42 explosivos artesanales y 207 cartuchos, en un predio cerca de la carretera que une Mazatlán con Durango. Medios locales en México, caso de Reforma, aseguran, citando fuentes federales, que el clan es el último refugio del líder de la facción de Los Mayos, uno de los hijos del patriarca, Ismael Zambada Sicairos, alias Mayito Flaco. La guerra sigue en el noroeste y amenaza ahora el país de la metanfetamina. Reducto impenetrable de los viejos líderes del cartel, el Triángulo Dorado podría convertirse en una trampa para algunos de sus herederos.