La reciente incursión de fuerzas mexicanas en territorio guatemalteco durante un enfrentamiento con presuntos integrantes del crimen organizado ha acelerado la cooperación en materia de seguridad entre Guatemala y Estados Unidos. El operativo, ocurrido el pasado 8 de junio en Chiapas y que se extendió hasta el departamento de Huehuetenango, dejó cuatro personas muertas —incluido Baldemar Calderón Carrillo, alias “Don Balde”, presunto líder del Cártel de Chiapas y Guatemala—, así como un especialista del Ejército guatemalteco herido.
Como respuesta a este incidente, y ante el aumento de delitos transnacionales en la región, Guatemala y Estados Unidos firmaron un memorándum de entendimiento para fortalecer la seguridad fronteriza, que contempla la creación de un grupo binacional de intervención directa. Así lo informó el viceministro de Seguridad guatemalteco, José Rolando Portillo, en conferencia de prensa.
“Este memorándum va a venir a fortalecer la seguridad fronteriza, no solamente de Guatemala, sino también de los países de la región”, subrayó Portillo, quien detalló que el grupo operará con despliegues conjuntos en los departamentos de Petén, Quiché, Huehuetenango y San Marcos, rutas históricas del narcotráfico, trata de personas y pandillas.
El nuevo grupo estará conformado por elementos de la Policía Nacional Civil (PNC), con especialización en antinarcóticos, lucha contra pandillas y trata de personas, y contará con respaldo operativo y estratégico del gobierno estadounidense. También se reforzarán los controles en aeropuertos y pasos fronterizos, como parte de una estrategia integral que suma esfuerzos al Plan Mercurio, activado por Guatemala desde el 12 de junio.
“Tenemos que tener a la policía, tenemos que tener la colaboración con el Ejército para resguardar esa seguridad fronteriza”, afirmó Portillo. Además, insistió en que el crimen organizado trasciende las fronteras y requiere coordinación internacional para su combate efectivo.
El Gobierno de México, por su parte, ofreció una disculpa pública tras el operativo en Chiapas que invadió territorio guatemalteco, y reafirmó su compromiso con la soberanía de Guatemala y la cooperación bilateral en temas de seguridad.
Esta alianza Guatemala–Estados Unidos busca restablecer el orden en una de las regiones más vulnerables al crimen organizado y garantizar condiciones de seguridad tanto para las comunidades fronterizas como para los países involucrados.