Alejandro Armenta anunció una política firme para recuperar tierras donadas que permanecieron abandonadas o fueron cedidas sin provecho para Puebla. Recriminó que, en ocasiones, transcurrían décadas sin que los municipios actuaran, mientras la gente protestaba por terrenos entregados a pseudoempresarios que ni siquiera invertían.
Armenta sostuvo que esos individuos, con “cinismo”, reclamaban el valor actual del metro cuadrado como si fuera una ganancia legítima, cuando el Estado había acomodado la infraestructura esencial y buscaba recuperar esas tierras. Señaló que esa conducta moralmente cuestionable no representa ni a un empresario noble ni honesto, sino a depredadores económicos.
Reveló que, ante esa injusticia, el gobierno de Puebla tomó una decisión clara: “Vamos a dar tierra a quienes construyen. Quien no construya, no la recibe; se le recupera.” Aclaró que no es una medida autoritaria, sino un acto de defensa del patrimonio del Estado, de dignidad y bioética gubernamental. Agregó que no tolerará la idea de que “no me tocó a mí” o “se les olvidó” como excusa para perpetuar abusos.
Finalmente, anunció que su administración ya está revisando todos esos terrenos donados años atrás y que se dará inicio a un proceso de conciliación para regularizar su uso con transparencia y justicia.
