Francia vive una nueva jornada de huelgas y protestas marcada por decenas de arrestos en múltiples ciudades, ante la advertencia del Gobierno sobre la posible infiltración de hasta 8.000 extremistas con intenciones violentas. El ministro del Interior, Bruno Retailleau, ha movilizado a 80.000 agentes y ordenado actuar “desde el primer altercado”.
Desde primeras horas del día, la policía ha detenido a más de 55 personas, muchas durante intentos de bloqueos en puntos estratégicos como estaciones de tren, liceos y zonas industriales.
En Marsella, 22 personas fueron arrestadas en el barrio de La Joliette, donde un centenar de manifestantes intentaron impedir el acceso a un puerto. En Toulouse, siete fueron detenidos al bloquear vías férreas. Y en París, estudiantes bloquearon la entrada del liceo Maurice Ravel, generando nuevas tensiones.
Retailleau recordó que en protestas anteriores hubo 675 detenidos y exigió “las sanciones más duras” para quienes atenten contra el orden.
Por su parte, Sophie Binet, líder de la Confederación General del Trabajo (CGT), ha llamado a la movilización en más de 260 manifestaciones en todo el país:
“Nunca hemos estado tan en situación de fuerza”.
La protesta busca frenar el ajuste presupuestario de 44.000 millones de euros, impulsado por el anterior Gobierno de François Bayrou, que incluye recortes en gasto social, congelación de salarios públicos y eliminación de días festivos. Binet subraya la debilidad del nuevo primer ministro, Sébastien Lecornu, y augura una posible censura parlamentaria en semanas.
“No habrá estabilidad sin justicia social”, concluyó.
