Más de ocho meses después del cierre del parque marino Marineland Antibes, las dos orcas cautivas—Wikie y su hijo Keijo—siguen en una situación de alta controversia y abandono. Una práctica sumamente cuestionada ha generado indignación pública: los entrenadores están estimulando sexualmente a Keijo de forma mensual para evitar que se reproduzca con su madre y que ambos se lastimen.
Según Marineland, se trata de un procedimiento “natural e indoloro“, destinado a liberar sus “tensiones“; sin embargo, activistas lo consideran un descenso perverso en el tratamiento de animales cautivos.
Las ONG, como TideBreakers, difundieron un vídeo que muestra al cuidador agarrando la aleta de Keijo mientras otro lo estimula sexualmente en el agua. En respuesta, Marineland justificó la práctica como una medida necesaria —y realizada bajo supervisión veterinaria— aunque expertos como Valerie Greene, ex entrenadora de SeaWorld, cuestionan su ética y advierten sobre posibles intenciones de colectar semen con fines de reproducción artificial, pese a que tal uso estaría prohibido.
Desde que Marineland cerró sus puertas en enero —en cumplimiento de una ley que desde diciembre de 2026 prohíbe los espectáculos con cetáceos— Wikie y Keijo permanecen allí sin hallar un destino seguro. Su traslado ha sido rechazado en Japón, Canadá y España, y la creación de un santuario aún no es viable. Francia ya ha descartado enviarlos a Loro Parque en Tenerife, y la construcción de un santuario en Canadá aún no tiene fecha.
