Los integrantes de la Organización Nacional de El Yunque en Puebla siguen montados en su estrategia de mantener el coto de poder en la dirigencia estatal del PAN. La nueva movida tuvo como presunto ejecutor al secretario Particular de Presidencia del Ayuntamiento, Enrique Guevara Montiel, quien difundió una invitación programada para el próximo sábado, cuyos destinatarios fueron los consejeros estatales del PAN, en quienes podría recaer la decisión de quién representará a la militancia en el estado para los próximos tres años.
El mensaje, difundido por WhatsApp de manera formal y cordial, convocaba a los consejeros estatales del PAN a un desayuno para compartir los “logros” de la administración municipal. Sin embargo, las sospechas de un propósito oculto comenzaron a circular con rapidez.
La cita, el elegante Hotel Quinta Real dentro del segundo piso en el salón Concepción, programado para las 9:00 horas de este 6 de julio, que en cuestión de segundos se convirtió en el epicentro de una polémica.
La verdadera razón detrás de esta convocatoria no fue informar los resultados en la administración municipal, un papel que además nunca le ha correspondido jugar a los funcionarios que han ocupado este cargo.
Fuentes cercanas a esta casa editorial revelaron que el objetivo principal era sostener pláticas relacionadas con la elección del nuevo dirigente estatal del blanquiazul, un cargo que busca ocupar su líder político, el exalcalde y excandidato Eduardo Rivera Pérez.
La polémica acrecentó más al tomar en cuenta que la invitación no fue a título de un militante del partido, sino que Guevara Montiel ocupó su membrete de funcionario del Ayuntamiento para la múltiple convocatoria, lo que podría ser considerado en un desvío de recursos, tomando en cuenta además que el evento sería pagado con recursos de la Comuna.
La invitación dirigida a los consejeros del partido se dio en especial coyuntura a la intención del excandidato Eduardo Rivera Pérez de ser ungido desde este grupo como líder del Comité Directivo Estatal del PAN, o bien, dejar en la posición a su alfil, el actual presidente municipal Adán Domínguez Sánchez.
Rivera, a quien se le atribuye la derrota electoral del 2 de junio en el estado, buscaría recuperar su influencia dentro del partido a través de este grupo, quitando a la militancia en el estado la oportunidad de votar por quien los representará, como ha sido una petición de diversos cuadros panistas.
Esta no es la primera ocasión que el grupo político del panista ha trazado una estrategia similar para formar su propia estructura de apoyo. El pasado 25 de junio, Hipócrita Lector dio a conocer que la actual dirigente estatal del PAN, Augusta Díaz de Rivera Hernández, se encontraba presionando a los presidentes de los comités municipales para respaldar la elección del próximo dirigente estatal a través del Consejo Estatal, beneficiando así a Eduardo Rivera Pérez.
Esta presión incluyó ofrecimientos de plazas laborales y asignación de obra pública en las nuevas administraciones municipales panistas que iniciarán funciones el 15 de octubre.
José Elesban Ramírez Díaz, delegado de la zona sur del estado, es señalado como uno de los mensajeros de esta operación, enviando mensajes para asegurar el apoyo a esta propuesta.
La situación se reveló después de que el diputado local Eduardo Alcántara Montiel denunciara un intento de control por parte de la dirigencia estatal y Eduardo Rivera para retener la presidencia del CDE.
El Comité Directivo Estatal utilizó su estructura de delegaciones partidistas, conformada por allegados a Augusta Díaz de Rivera, Marcos Castro y Eduardo Rivera Pérez, para ejercer presión sobre los dirigentes municipales.
La estrategia busca obtener las firmas de dos terceras partes de los comités municipales, es decir, 58 firmas, para decidir la elección del nuevo dirigente del PAN a través del Consejo estatal.