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viernes, enero 31, 2025

El día que el operador de Irene Olea fingió un atentado (y sus otros escándalos)

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Los escándalos en torno a la exalcaldesa de Izúcar de Matamoros, Irene Olea, no se limitan al posible daño patrimonial de 17 millones de pesos o las agresiones cometidas contra dos periodistas del mismo municipio. Su círculo más cercano de colaboradores no está exento de polémicas. Tal es el caso de Rubero Suárez Salgado, nombre conocido en la política de Izúcar de Matamoros por acusaciones que van desde azuzar divisiones políticas hasta la presunta portación de armas de fuego.

La más reciente polémica se dio luego de que el exsecretario de Administración y Finanzas de la Universidad Tecnológica de Izúcar de Matamoros (UTIM), en menos de un año, utilizó la institución para colocar a incondicionales y manejar recursos a conveniencia, en complicidad con la exalcaldesa Irene Olea.

Para consolidar su control, impuso a Agustín Vargas Vidals como rector y realizó despidos para favorecer a cercanos, como Jorge Luis López Pérez y Javier Jiménez Pérez.

De acuerdo con el periodista Ignacio Juárez en su columna Off The Record, paralelamente, se involucró en la precampaña de Ignacio Mier Velazco con la aprobación de Olea Torres, quien enfrentaba una crisis por un caso de tortura contra reporteras. Como recompensa, Rubero fue incluido en su planilla para la reelección, misma que se vino abajo debido a los números rojos que enfrentaba la exalcaldesa.

Pero la serie de escándalos no empezó ahí. El principal aliado político de Irene Olea, enfrentódistintas polémicas que van desde discursos incendiarios para provocar división hasta presuntas simulaciones de atentados.

Uno de los episodios más recordados ocurrió durante la campaña de reelección de Irene Olea Torres, cuando Suárez Salgado, incluido en su planilla como primer regidor, generó una fractura interna con su comportamiento. En el arranque de la campaña, tomó el micrófono para lanzar un discurso que en el municipio fue tomado como inmaduro y confrontativo, al revivir viejas disputas entre la candidata y Melitón Lozano Pérez.

Sus palabras no solo tensaron la relación dentro de la alianza PT-Morena, sino que también le valieron un fuerte llamado de atención del delegado federal de afiliación del PT en Izúcar, Daniel Becerra, quien públicamente criticó su falta de tacto político y su insistencia en generar divisiones.

CRISIS POLÍTICA EN IZÚCAR

Pero este no fue un hecho aislado. Suárez Salgado también fue señalado por impulsar una campaña negra contra otros candidatos, al distribuir volantes con información tergiversada y lanzar ataques que iban en contra del espíritu de una contienda limpia.

Las acusaciones en su contra no se detuvieron ahí: se le vinculó con la portación de un arma de uso exclusivo de las fuerzas armadas y con presionar a Irene Olea para mantener su puesto en la planilla, así como la colocación de sus allegados en posiciones importantes dentro del gobierno municipal.

Quizás el episodio más inverosímil de su carrera se dio en 2021, cuando contendió por la presidencia municipal bajo las siglas de Fuerza por México. De acuerdo con El Sol de Puebla, en aquel entonces, Suárez Salgado denunció haber sido víctima de un atentado, un hecho que, con el tiempo, se reveló como un montaje orquestado por su propio equipo de campaña.

Según versiones de quienes participaron en su equipo, el objetivo de esta simulación era generar empatía en la ciudadanía y presentarse como un candidato vulnerable ante supuestos ataques de sus adversarios políticos. La estrategia, lejos de beneficiarlo, terminó por sepultar su imagen pública y convertirlo en uno de los mayores ridículos de la política del municipio.

Además, los ataques de Rubero Salgado hacia Melitón Lozano, fueron considerados entre la coalición una velada rebelión dirigida al todavía candidato a gobernador Alejandro Armenta, quien ya había nombrado al extitular de la SEP como asesor educativo de su equipo de campaña.

El manojo de revelaciones no fue bien visto por Irene Olea, quien, tras verse emboscada por las declaraciones de Daniel Becerra, salió a los reflectores para denunciar en una rueda de prensa que el partido Morena debía proceder con la expulsión del petista como suplente de la planilla.

A todos los escándalos se suma lo dado a conocer por Hipócrita Lector: Rubero Suárez Salgado, como burócrata del UTIM, dejó un halo de señalamientos de corrupción. Entre ellos destacan el supuesto uso de empresas fantasma para desviar recursos, la presencia de aviadores en la nómina y la autorización de 26 despidos injustificados.

Su salida se concretó el 16 de enero de este año, lo que permitió a las autoridades iniciar una investigación exhaustiva sobre estas irregularidades. Además, está bajo la lupa por la construcción de un domo acústico, cuyo costo oficial fue de 6 millones de pesos, aunque auditorías preliminares indican que el gasto real no superaría los 2 millones de pesos.

Las irregularidades serán investigadas por Sergio Valero Orea, quien tomó protesta como director del UTIM el pasado 28 de enero tras la salida de Agustín Vargas Vidals, un movimiento que pretende poner orden en la institución luego de salidas constantes de rectores en los últimos años.

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