Autoridades estadounidenses realizaron el mayor decomiso de fentanilo en la historia del país, según anunció la fiscal general Pam Bondi. La operación conjunta de agencias locales, estatales y federales incautó 11.5 kilos de fentanilo, equivalentes a cerca de 3 millones de pastillas.
“Se apuntó contra una de las organizaciones de narcotráfico y terrorismo extranjero más grandes y peligrosas de nuestro país”, declaró Bondi en conferencia de prensa. La operación, liderada por la DEA, también resultó en el decomiso de millones de dólares en efectivo, armas y vehículos.
Las drogas fueron localizadas en Albuquerque, Phoenix y Utah, mientras que la célula criminal operaba bajo el control del Cártel de Sinaloa. La Fiscalía identificó a Roberto Salazar Amaya como el líder de la organización en Estados Unidos. Él residía en Salem, Oregon, en condición migratoria irregular. Otros cinco altos miembros del grupo también fueron detenidos.
Bondi señaló que los precursores químicos del fentanilo se originan en China, se envían a México y desde ahí ingresan a EE.UU. “Se aíslan completamente. Así de protegidos están estos líderes de los cárteles”, afirmó.
Este operativo histórico pone en evidencia la escala del tráfico ilegal de opioides sintéticos y el nivel de infiltración de redes del narcotráfico internacional en territorio estadounidense.