En su pasada visita a Puebla, Jorge Romero Herrera, aspirante a la dirigencia nacional del PAN, se enfrentó a la cruda realidad que vive el panismo poblano y de su dirigencia estatal, controlada por el grupo de Eduardo Rivera, integrante de su planilla, quien le organizó un desangelado encuentro con militantes al que acudieron no más de cien personas y en el que además le llovieron reclamos por el desaseo interno que hay en el partido.
Aunque el excandidato perdedor a la gubernatura presumió fotografías del encuentro, no logró llenar uno de los salones del Cholula Center, el cual estaba dispuesto para unos 600 invitados, entre liderazgos y militantes de Acción Nacional.
El pobre poder de convocatoria de Eduardo Rivera fue tal que, minutos antes del evento, sus ayudantes tuvieron que retirar más de la mitad de las sillas que habían sido colocadas en el salón, dejando al menos tres hileras de aproximadamente 24 sillas cada una.
Lo anterior, según fotografías hechas llegar Hipócrita Lector —ya que a este encuentro no fueron invitados medios de información—en las que se observa en un primer instante un salón repleto de sillas y posteriormente, ya en el acto, únicamente los invitados hasta delante ocupando las primeras filas.
En su visita a Puebla, el aspirante a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN fue testigo de la ruptura que ha provocado la necedad de Eduardo Rivera de mantener el control del partido; incluso en el propio encuentro sólo estuvieron sus allegados y excolaboradores del ayuntamiento de Puebla.
También acudió el excandidato a la alcaldía Mario Riestra Piña, exfuncionarios del municipio, la exdiputada federal Carolina Beauregard y la diputada federal Genoveva Huerta, quien ha dado señales de que podría alinearse al grupo de Eduardo Rivera en la contienda interna.
Fue notoria la ausencia de otros liderazgos del PAN, como los exdiputados locales Guadalupe Leal y Mónica Della Vecchia, o el actual diputado y excoordinador de bancada, Rafael Micalco Méndez, así como de otros panistas que no son afines a Eduardo Rivera y el Yunque.
Pero lo más relevante es que, según fuentes del instituto político, a este encuentro no fueron convocados —de plano— los liderazgos de la región como el expresidente municipal de San Andrés Cholula, Edmundo Tlatehui Percino, y su esposa, la hoy presidenta de dicho municipio, Guadalupe Cuautle Torres.
Lo que aumenta la evidente división que llegó a encontrar Jorge Romero entre los panistas de Puebla, de ahí que los llamados que hizo a todos los grupos a sumarse a su proyecto por la dirigencia nacional, la cual disputa únicamente con la tlaxcalteca Adriana Dávila.
Según se comentó, Romero Herrera fue puesto al tanto, a manera de reclamo, de la situación que impera en el panismo local tras la estrepitosa derrota a la que llevó el partido Eduardo Rivera, quien ahora pretende retener el control de la dirigencia estatal.
Una de las fichas del grupo de Eduardo Rivera para la dirigencia fue, en un principio, el socio y sustituto de este en el ayuntamiento de Puebla, Adán Domínguez Sánchez; sin embargo, tras revelarse el hoyo financiero de 680 millones de pesos que dejó en su gestión, se optó por cambiar de gallo, y en su lugar Felipe Velázquez, exsecretario de Gestión y Desarrollo Urbano.
