Durante la sesión del Consejo Universitario de la BUAP, integrantes de la comunidad universitaria detallaron las condiciones en las que se mantiene Ciudad Universitaria, la cual permanece tomada desde el viernes pasado. Sus declaraciones confirman lo publicado este 6 de marzo en la columna La Quinta Columna de Mario Alberto Mejía, titulada “Los encapuchados que mantienen tomada la Ciudad Universitaria de la BUAP (Un testimonio)”, donde se señala que los ocupantes del campus están encapuchados, equipados con radios de comunicación y cuentan con una organización bien estructurada, que incluye una cocina industrial y otros recursos.
Lucerito Ludmila Flores Salgado, profesora de la Facultad de Derecho, relató la forma en la que fueron revisados al ingresar a Ciudad Universitaria, asegurando que la experiencia fue intimidante y violó sus derechos.
“En dos filas, hombres y mujeres. En mi área es muy común esto cuando vamos a las cárceles, y nos catiaron (sic), nos catiaron (sic), me tocaron buscando qué iba yo a llevar. Si yo soy universitaria, por favor… Me catiaron (sic). Nos hicieron dos filas. Una vez adentro que estuvimos nos enredaron con cordones como si fuéramos animales y con órdenes con voz de mando, con milicia, nos dijeron que no habláramos, y ustedes lo pueden comprobar porque ya se hizo viral cómo íbamos con la cabeza agachada, no podíamos hablar, no.
“Yo sí sentí que me violaron mis derechos. Y no porque sea abogada, porque soy mujer y soy persona. Y en el transcurso para llegar a la explanada, ahí yo sí sentí miedo. Yo sí sentí la intimidación. ¿Por qué llegué a la intimidación? Porque vimos exactamente todo un control táctico, con una serie de mandos que les ordenaban a los compañeros, que les llevaban y les hablaban por los chícharos…”
También describió la infraestructura que observaron dentro del campus tomado:
“Vimos una cocina bien fundamentada, una cocina con ollas con suficiente comida. Es toda una organización perfecta. Nosotros no podíamos hablar. Y luego, como dicen en mi facultad vulgarmente, ‘nos dieron la encerrona’ con unas bardas de metal.”
Testimonios de la comunidad #BUAP confirman que Ciudad Universitaria está tomada por un grupo con estructura y equipo táctico.
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— Hipócrita Lector (@HipocritaTweet) March 6, 2025
Claudia Rivera Hernández, integrante del Comité Institucional del Diálogo, confirmó la existencia de tácticas organizadas por parte de quienes mantienen el control de las instalaciones:
“Los paristas hicieron diversos intentos de seguirnos, y los voceros gritaron ‘no los sigan’, por lo que esto aumentó la tensión. Se detectó que, dentro de la estructura organizacional de los paristas, existe el uso de estrategias tácticas y operativas, así como aparatos de radiocomunicación y vestimenta propia de cuerpos de seguridad, que no corresponden con las dinámicas universitarias.”
Asimismo, denunció que durante su estancia en Ciudad Universitaria fueron víctimas de diversas violaciones a sus derechos:
“Desde el ingreso a Ciudad Universitaria hasta la salida de ésta, fueron violentados nuestros siguientes derechos humanos y universitarios: libertad de expresión, a la libre circulación, a la dignidad humana, a la seguridad personal, a la igualdad y no discriminación, y a la protección de datos personales.”
Aldo Rodríguez Lechuga, alumno de Economía, relató que ha sido víctima de amenazas y persecución dentro de las instalaciones universitarias:
“Quiero hacer mención que, por parte de tres estudiantes de la Facultad de Economía, sufrí acusaciones sin fundamento, amenazas y también amedrentamientos, que hasta el día de hoy, siguen. Estas formas de violencia, que se dieron tanto virtual como físicamente, quiero hacer mención que fui perseguido y fui correteado en las instalaciones de Ciudad Universitaria.”
También expresó su preocupación sobre la identidad de quienes están ocupando el campus, asegurando que el movimiento ha perdido su propósito inicial:
“Desafortunadamente, este movimiento, que surgió para mejorar nuestra universidad, ya se ha desvirtuado completamente. No se ha dado a conocer el pliego petitorio general, ni mucho menos, tenemos la seguridad de que quienes están dentro de nuestras instalaciones sean parte de la comunidad.
“Por lo que no cabe duda que quienes hoy mantienen situada (sic) Ciudad Universitaria son grupos ajenos, son grupos de choque y que evidentemente mantienen intereses oscuros. Lo más preocupante de esto es que estas formas de violencia se extiendan a otros universitarios, porque soy testigo de la hostilidad de ciertos compañeros.”
Estas declaraciones refuerzan la percepción de que la toma de Ciudad Universitaria de la BUAP ha escalado a un nivel de organización que va más allá de una protesta estudiantil.