El Comité Ejecutivo Nacional del PAN rechazó la solicitud de la dirigencia estatal de relevar a 11 consejeros, para beneficiar a la planilla yunquista de Felipe Velázquez.
La dirigencia estatal del PAN en Puebla, encabezada por Augusta Díaz de Rivera, recibió un duro revés por parte del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), que frenó en seco su estrategia para manipular el padrón del Consejo Estatal. Con esta maniobra, Díaz de Rivera pretendía beneficiar a la fórmula yunquista liderada por Felipe Velázquez Gutiérrez, consolidando así una alianza en contra de los intereses de otras facciones del partido.
A solo un día del inicio de las campañas internas, el CEN emitió el “Acuerdo CNPE-117/2024”, rechazando la solicitud de la dirigencia estatal de dar de baja a 11 consejeros estatales con el pretexto de haber acumulado dos faltas consecutivas.
Este intento de alterar la conformación del Consejo fue considerado una violación flagrante a los derechos partidistas y al proceso democrático interno.
En el documento del CEN se indicó: “No es válido que la consejera o consejero haya conocido que tiene el derecho a participar como elector o electora y que posteriormente, sin proceso previo y garantía de audiencia, se le revoque el mismo”.
Al mismo tiempo el CEN aclaró que, salvo mandato judicial, el padrón no puede ser alterado de forma arbitraria antes de una jornada electoral.
Tal y como Hipócrita Lector lo había dado a conocer, los perfiles que Augusta Díaz de Rivera intentó remover se encuentran: destacados panistas como Humberto Aguilar Coronado, Ángel Alonso Díaz Caneja, Mónica Rodríguez de la Vecchia, y Pablo Rodríguez Regordosa;varios de ellos han mostrado su apoyo a la planilla contraria, liderada por Mario Riestra Piña.
No era la única artimaña de Augusta
La estrategia de Díaz de Rivera no se limitó a quitar a 11 consejeros. También intentó modificar las coordinaciones de diputados locales y presidentes municipales, buscando imponer perfiles afines.
Sobre la primera coordinación, se buscó reemplazar a Marcos Castro Martínez con Celia Bonaga Ruiz, y por otro lado a Edmundo Tlatehui Percino con Dolores Parra Jiménez.
Con esta jugada, la dirigencia buscaba sumar automáticamente nuevos votos para Felipe Velázquez, desvirtuando por completo el espíritu democrático que debería regir al partido.