El primer ministro francés, François Bayrou, se somete este lunes a un voto de confianza en la Asamblea Nacional, convocado por el presidente Emmanuel Macron, en medio de un clima político profundamente fragmentado.
Para conservar su cargo, Bayrou necesita una mayoría parlamentaria que hoy parece inalcanzable. Tanto la izquierda como la extrema derecha han adelantado que votarán en contra, mientras que el centro común, que forma parte de la alianza de gobierno, se encuentra dividido.
División interna complica el voto
El partido Los Republicanos, pieza clave en la alianza oficialista, ha mostrado fracturas internas. Su presidente parlamentario ha dado libertad de voto a sus diputados, en un gesto que refleja la guerra interna entre los líderes del partido.
La situación es tan crítica que Bayrou decidió adelantarse a una eventual moción de censura ya anunciada por la oposición, tomando la iniciativa con este voto de confianza que, de perderse, supondría su salida inmediata del cargo.
Bayrou defiende su gestión y alerta sobre la deuda
En una reciente entrevista, François Bayrou justificó su decisión, argumentando que es más importante poner sobre la mesa la crisis de la deuda francesa que aferrarse al poder. “Hay cosas peores que perder un voto de confianza”, aseguró.
Con cuatro primeros ministros en solo 18 meses, Francia atraviesa una etapa de grave inestabilidad política que preocupa tanto a los votantes como a los mercados.
Un nuevo vacío en Matignon
Macron ya ha comenzado a explorar opciones para nombrar un nuevo jefe de Gobierno. Sin embargo, ningún perfil genera consenso y el fantasma de una posible disolución de la Asamblea Nacional vuelve a rondar el Palacio del Elíseo.