La investigación por el ataque antisemita en Bondi Beach dio este miércoles un giro clave: la policía australiana imputó a Naveed Akram, de 24 años, por 15 cargos de asesinato y un acto terrorista, mientras Sídney despedía a dos de las víctimas en medio de un fuerte despliegue de seguridad.
Según la policía de Nueva Gales del Sur, Akram habría participado en hechos destinados a promover una causa religiosa y sembrar terror, provocando muertes y heridas graves. Las autoridades sostienen que el ataque fue inspirado por el Estado Islámico (EI), organización considerada terrorista en Australia.
El atentado ocurrió el domingo por la tarde, durante la festividad judía de Janucá, cuando Sajid Akram (50) y su hijo Naveed abrieron fuego con rifles de cañón largo durante unos 10 minutos en una de las playas más concurridas del país. Sajid murió abatido por la policía en el lugar; Naveed permanece hospitalizado bajo custodia, tras resultar herido.
Mientras avanzaban las imputaciones, la comunidad judía vivía una jornada de luto. Por la mañana fue sepultado Eli Schlanger, padre de cinco hijos y conocido como el “rabino de Bondi”, en una ceremonia en la sinagoga Chabad. Horas más tarde, una multitud colmó el mismo templo para despedir a Yaakov Levitan (39), padre de cuatro hijos. El primer ministro Anthony Albanese expresó su respaldo a la comunidad y atribuyó la radicalización de los atacantes a una “ideología de odio”.
El caso también reabrió interrogantes sobre la prevención. Naveed Akram había sido detectado por inteligencia en 2019, aunque entonces no fue considerado una amenaza inmediata. La policía investiga además un viaje reciente a Filipinas, donde ambos pasaron gran parte de noviembre en Mindanao, región con antecedentes de insurgencia islamista. Manila negó que su territorio haya sido utilizado para entrenamiento terrorista.
En medio del horror, surgieron gestos de heroísmo. Albanese rindió homenaje a Boris y Sofía Gurman, una pareja asesinada tras enfrentarse a uno de los atacantes. También destacó a Ahmed Al Ahmed, quien logró arrebatar un rifle a un agresor; su acción quedó registrada en video y se volvió viral.
Tras el ataque, el gobierno acordó endurecer las leyes sobre armas, luego de revelarse que Sajid Akram poseía seis. Aunque los tiroteos masivos son poco frecuentes desde Port Arthur (1996), Australia registra un aumento sostenido de armas privadas. El episodio reavivó además denuncias por insuficiente combate al antisemitismo. En los funerales, líderes comunitarios expresaron miedo, enojo y frustración, y advirtieron que la sensación de seguridad se ha quebrado.

