Un ataque perpetrado el domingo 1 de junio durante una manifestación pacífica en la ciudad de Boulder, Colorado, dejó al menos ocho personas heridas, algunas de gravedad. Las autoridades locales y federales confirmaron que el responsable es Mohamed Sabry Soliman, un hombre de 45 años y nacionalidad egipcia, quien arrojó un artefacto incendiario y utilizó un lanzallamas improvisado contra los asistentes de un evento pro-Israel. El hecho ha sido clasificado oficialmente como un acto terrorista ideológicamente motivado.
De acuerdo con la policía de Boulder y el FBI, el ataque ocurrió durante una marcha semanal organizada por el grupo Run for Their Lives, que busca visibilizar la situación de los rehenes israelíes secuestrados por Hamás desde el 7 de octubre de 2023. El evento, que habitualmente consiste en una caminata o carrera simbólica, reúne a miembros de la comunidad judía y simpatizantes. En esta ocasión, el evento transcurría sin incidentes hasta que Soliman irrumpió en la escena.
Según declaraciones del agente especial del FBI en Denver, Mark Michalek, Soliman gritó “Palestina libre” y otras consignas durante el ataque, lo que motivó a las autoridades a catalogar el acto como un atentado impulsado por ideología extremista. Sin embargo, también se precisó que el sospechoso actuó solo y no forma parte de ninguna organización terrorista conocida, por lo que no se esperan más arrestos relacionados con este caso.
El jefe de la Policía de Boulder, Steve Redfearn, indicó que Soliman fue detenido inmediatamente después del ataque y recibió atención médica por lesiones leves. Hasta ahora, enfrenta cargos federales por delitos de odio, uso de armas incendiarias y terrorismo doméstico. Según una investigación preliminar, Soliman había estado planeando el ataque durante al menos un año y habría manifestado intenciones explícitas de “matar a todos los sionistas”.
Entre los ocho heridos se encuentran personas de entre 52 y 88 años de edad. Al menos una de ellas se encuentra en estado crítico. Uno de los casos más delicados es el de una mujer sobreviviente del Holocausto, quien sufrió quemaduras graves. El FBI ha señalado que se trata de un ataque deliberado contra una comunidad específica y que la investigación sigue abierta, con énfasis en esclarecer las motivaciones y vínculos del agresor.
La organización Liga Anti-Difamación (ADL) emitió un comunicado donde calificó el hecho como “un claro acto de odio antisemita”, aunque en un principio las autoridades locales habían evitado esa clasificación. El gobernador de Colorado, Jared Polis, condenó el ataque y expresó su solidaridad con las víctimas y la comunidad judía local.
El ataque ha generado una ola de preocupación y repudio tanto en Estados Unidos como en otras partes del mundo, en un contexto internacional ya tenso por el conflicto en Medio Oriente. Organizaciones de derechos humanos y líderes comunitarios han llamado a reforzar la seguridad en actos públicos y a frenar la retórica que incita al odio.
Las autoridades aseguraron que la investigación continuará con rigor, y que el caso será procesado con todo el peso de la ley bajo los estatutos federales de terrorismo y crímenes de odio. El juicio contra Mohamed Sabry Soliman podría iniciarse en las próximas semanas. Mientras tanto, la comunidad de Boulder ha convocado a una vigilia en honor a las víctimas, reafirmando su compromiso con la paz y la convivencia.