La alcaldesa recién elegida de Herdecke, Iris Stalzer, fue víctima de un ataque con cuchillo este martes, solo una semana después de asumir su cargo. La agresión, que al principio parecía un acto de violencia política, fue finalmente esclarecida por las autoridades, quienes confirmaron que el ataque fue cometido por la hija adoptiva de la funcionaria.
Un ataque inesperado en Alemania
El incidente ocurrió en el hogar de Stalzer, en la ciudad alemana de Herdecke, ubicada cerca de Dortmund. Según la policía, la alcaldesa fue apuñalada por su hija adoptiva de 17 años, quien, después de un interrogatorio, fue identificada como la autora del crimen. La policía recogió pruebas en el domicilio de la víctima que confirmaron las sospechas.
Reacción política y conmoción social
El ataque generó conmoción en toda Alemania, un país conocido por su cultura de moderación y diálogo. El jefe del gobierno conservador, Friedrich Merz, calificó el incidente como un “acto odioso”. En un principio, se especuló que el ataque podría estar relacionado con motivos políticos, pero la investigación descartó esta hipótesis rápidamente. En su lugar, las autoridades señalaron que se trataba de un “drama familiar”.
Iris Stalzer fuera de peligro
A pesar de las graves heridas, la alcaldesa de Herdecke se encuentra actualmente fuera de peligro, según informaron las autoridades. El suceso ha desatado una ola de inquietud, especialmente en un momento en el que la violencia en la política alemana ha ido en aumento en los últimos años. Este caso recuerda trágicamente el asesinato del político Walter Lübcke en 2019, quien fue asesinado por un extremista de derecha tras defender la política migratoria de la ex canciller Angela Merkel.
Un giro trágico en la política alemana
La noticia del ataque a Stalzer resalta una tendencia preocupante en la política alemana, en la que el recurso a la violencia ha aumentado. Aunque el incidente de Herdecke no tiene motivaciones políticas, el contexto de violencia política en el país, ejemplificado por el asesinato de Lübcke, plantea serias interrogantes sobre la seguridad de los políticos en Alemania.