La “hipoxemia poética” no es un término médico o científico reconocido. Es un término que combina conceptos de la medicina (“hipoxemia”) y la poesía. La hipoxemia es una condición médica que se refiere a niveles bajos de oxígeno en la sangre, lo que puede ser peligroso para la salud. Ahora me preguntaría ¿para la salud poética también aplica? o ¿para la salud del poeta antes de que pase a otra fase?
Cuando estamos frente a Hipoxemia, nombre que tiene el título del breve libro de Garrett Smith, lo primero que viene a la mente es que cada verso es un respiro a veces forzoso, o será que lo poetas venimos a sufrir porque nuestro sistema nervioso está unido a la sensibilidad de una existencia que por ratos nos asfixia.
También pensé en que, si los seres humanos que mueren por hipoxemia, tienen algo de poético en el despido de este mundo que se desmorona, es la hipoxemia quien nos quita la metáfora del rio que vinimos a vivir en versos y de pronto nos quedamos sin fuerza, un cuerpo que se debilita y una poesía que se contrae en cada espasmo, que bien pudiera ser una palabra que toca el presente y parece que se pudiera volver eterna bajo la mirada de los médicos, o en el oficio hipoxémico de los lectores tras su recepción poética.
Esta Hipoxemia de Garrett Smith de manera creativa trae consigo dos cosas, la primera una metáfora de la realidad como figura poética que se da desde la fuerza y la imposición de un lenguaje escrito en español, a veces en inglés y en otras ocasiones mezclando a ambos; y la segunda es más fisiológica, la falta de oxígeno genera un estado de animo de poca simpatía por un mundo donde dolor por el amor parece cuestionarlo todo, y es en esa falta de aire donde todo parece derrumbarse.
Y para prueba pongo estos primeros versos del libro:
Antes de tu llegada
no había oxígeno
Y esa llegada marca una nueva forma de ver el mundo, llamémoslo el mundo poético, el mundo en ruina que traía una voz que se conecta con lo desgastado, en la negación del oxígeno como una exageración porque el oxigeno es un elemento químico esencial en la atmósfera de la Tierra y ha estado presente en nuestro planeta durante miles de millones de años, mucho antes de la llegada de cualquier ser humano. Y si Garret, en sus poemas no tenía oxigeno antes de que ella llegara, entonces estaba completamente fuera del sistema o quizá, casi moribundo en un hospital por falta de irrigación en la sangre, y con ella llegó la frescura, la vitalidad, el universo paralelo al que vino, a descubrir una nueva vida y recobró su órbita que lo mantenía afuera de su centro.
También vamos a encontrar una fina ironía en su lectura, cuando dice, en el mismo poema que se titula El aire antes de conocerte
Antes de tu llegada
la tierra era plana
Nadie comía tortillas aún
Si Garrett, por su tradición culinaria norteamericana, veía el mundo redondo y achatado en los polos como las hamburguesas, entonces estaba en el momento del cambio, una tortilla terminaría simbolizando ese cambio, un cambio absurdo con la llegada de lo otro, de la otra, porque no estamos expuesto a una sola realidad, sino a varias realidades que permiten que el poeta pueda jugar con los cambios significativos que genera una nueva posibilidad de leer el mundo para poetizarlo.
Quise destacar estos dos elementos en sus versos porque Hipoxemia, va de eso, del encuentro con el amor, como la droga para un adicto sin salvación, como la recarga energética cuando enchufas un celular que estaba en 1%, como la lluvia que cae sobre un presa que ya está debajo de su límite, porque este poemario es límite, fantasía, amor, delirio, imposibles, surrealismo, ironía, absurdos, desenfado, geografías, miedo, incertidumbre, mujeres quienes le dan y le quitan el oxígeno, a la voz poética y a una buena parte del mundo.
Hay algo particular en esta poesía, y creo que no se escapa a la tradición lírica de Estados Unidos, y digo, en es esa forma poética narrativa que está presente. Particularmente me encanta esta mezcla de poesía con crónica, de poesía con afectividad y narración, de poesía con despecho y escritura, de poesía con análisis, memoria, música y apocalipsis, como la del poema El Bosque
Por encima las ramas empiezan
un juego de tirar y atrapar
globos de fuego
Las llamas en forma esférica
una lluvia de incendio
cae letal
Y no es por nada que en Estado Unidos y el mundo en general el fuego forma parte de nuestra cotidianidad, y esa cotidianidad amplificada es Garret, a veces directo, a veces salvaje y otras una cotidianidad un poco fumada para no decir surreal.
Como en el poema Ballenas blancas que, entre lo rutinario, el deambular y la imaginación exacerbada aparecen estos versos:
Ballenas blancas
rellenas de lana mojada
más grandes que un OXXO…
… Pasearon por las nubes como pájaros
Ballenas sueltas
cayeron sobre los autos
las banquetas
Aterrizaron en los parques
algunas ballenas
pero otras se mantuvieron en el aire
moviendo ferozmente sus aletas
Es una buena señal de frescura e imaginación sacada del desgate de la realidad, es estar frente a un poemario donde lo simple y lo complejo se unen, donde la bondad del oxígeno aprieta hasta matar a alguien que de pronto revive, y ese alguien se da una nueva oportunidad, entre el sol, las estrellas, la calle, los países, la música, en una suerte de desquite por el olvido, y también por el recuerdo que lo persigue y se vuelve un corazón hueco cuando al final de recorrido, sabe que la única esperanza que tiene para continuar, es el olvido.