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jueves, septiembre 4, 2025

Un tren llamado nostalgia

“EL ÁGUILA TLACHIQUERA” LLEVABA PULQUE, GENTE, GANADO Y ALEGRÍA

AUNQUE YA NO EXISTE, PREVALECE EN LA MEMORIA COLECTIVA

Hay quienes dicen que aún se escucha el tren. Como un eco entre las paredes de las casas viejas, donde la nostalgia, los tejados y el adobe permanecen casi intactos. Sólo un poco agrietados por el tiempo. Dicen que el silbato, el cimbrar y rechinar de los rieles aún se llegan a escuchar en ciertas madrugadas, como si fuera una especie de encanto. Y como entre murmullos de los habitantes que aún tienen muy presente esa vida que contagiaba la llegada del tren… Lo cierto es que hoy, ya ni las vías existen.

Jorge Armando Hdez. Cabrera

“El Águila Tlachiquera”, Buena Vista-Beristain.

LA MEMORIA

La última corrida del tren de Buena Vista en la Ciudad de México a Beristain, Puebla, ocurrió en el año de 1999, con la privatización de Ferrocarriles Nacionales de México (FNM), promovida por el expresidente Ernesto Zedillo en 1995 y con  el cese de operaciones del Ferrocarril de Hidalgo y del Nordeste. Los trenes de pasajeros desaparecieron, sólo permanecieron algunos de carga, y en rutas como ésta, hasta desmantelaron las vías para vendarlas como fierro viejo.

Así culminó toda una historia de un tren que transportaba mercancías y pasajeros desde la ciudad de México hasta la sierra hidalguense y la del norte de Puebla. Y viceversa. Pero con su cese, aquello se acabó y vendieron todo lo que pudieron, no dejaron nada. Levantaron los durmientes de la tierra y remataron los rieles a una fundidora. Prácticamente lo desaparecieron. Algunas estaciones las conservan los pueblos o extrabajadores que incluso,  viven en ellas. Y en otros casos, ya operan como Casas de Cultura o museos.

Sin embargo, a pesar de ser un tren que ya no existe, hay algo que prevalece de manera imborrable: la memoria. La mayoría de habitantes de las poblaciones aledañas al antiguo recorrido, aún guardan celosamente fotografías en sepia o blanco y negro del tren, y junto a ellas, envuelven también sus recuerdos llenos de fervor y añoranzas por la vida de abundancia que ocurría con su llegada.

Tabla de pasajes trenes 61, 62, 63 y 64

LA HISTORIA

Esta línea de tren se comenzó a construir desde el año de 1979. Se culminó en 1881 y arrancó en 1882, con la incorporación de Apan, Pachuca y Tulancingo. Inicialmente fue concesonada al Ingeniero Gabriel Mancera, aunque en sus últimos años perteneció a empresas privadas, como Transportación Ferroviaria Mexicana.

De hecho, en el proyecto inicial se pretendía que las vías del ferrocarril llegaran hasta el puerto de Tuxpan, Veracruz. Pero sólo se quedó en Beristain, y en su momento, con una conexión más pequeña, de vía angosta, que descendía a lo largo de 89 kilómetros por la sierra y llegaba hasta Necaxa.

Rutas de ferrocarriles Hidalgo y del Nordeste

La existencia de esta ruta, fue fundamental desde antes de la Revolución Mexicana (1910-1917), para trasladar material utilizado en la edificación y el arranque de la Planta Hidroeléctrica de Necaxa, siendo en su momento, la más grande de México y América Latina, construida durante el gobierno de Porfirio Díaz y que iluminó la capital del país en 1905.

Sin embargo, según testimonios, el tramo Beristain-Necaxa fue cerrado a principios de la década de los 50’s debido a diversos derrumbes en las laderas de la sierra que interrumpieron el paso en las vías.

De este trayecto, prevalece una pequeña locomotora que perteneció a la antigua Compañía de Luz y Fuerza Mexicana y aún se exhibe en el Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad en la capital del país. “Toña la Negra” la nombraron los obreros electricistas por su color y evocando a la famosa cantante de los años 30’s.

En la actualidad, la máquina aún sigue provocando recuerdos y sacudiendo la memoria de los habitantes de Necaxa y la región, al estar estrechamente vinculada a su historia como pueblo electricista desde inicios del siglo XX. En varias ocasiones, han pedido que “Toña la Negra” se entregada para exhibirse en Necaxa, pero la solicitud no ha tenido éxito.

Toña la Negra, locomotora vía angosta Beristain-Necaxa

En pleno cierre del período revolucionario, tras el asesinato del presidente de la República y jefe del Ejército Constitucionalista Venustiano Carranza de la Garza (originario de Cuatro Ciénegas Coahuila y de ascendencia vasca), ocurrido la madrugada del 21 de mayo de 1920, en la comunidad de Tlaxcalantongo, municipio de Xicotepec, su cuerpo fue trasladado hasta a ciudad de México en este mismo tren, procedente de Necaxa y de Beristain, luego de permanecer tres días en Xicotepec. Lugar que por ese pequeño lapso, fue declarado capital del país.

EL TREN MÁS PULQUERO

La ruta que iba de Buena Vista a Beristain,  también conocida como “La Ruta del Pulque”, se trataba de un total de 168 kilómetros y más de 30 estaciones en un recorrido que atravesaba los valles llenos de nopaleras y tunas del estado de México, las haciendas pulqueras rodeadas de magueyales y mezquites en el estado de Hidalgo, para llegar hasta el bosque mesófilo -tan húmedo y nublado- de la sierra noroccidental de Puebla.

Con un agudo silbatazo, el tren EMD, N. DE M. (Nacionales de México) con matrícula 5833, partía a las 7:28 de la mañana desde la estación de Buena Vista, en el norte de la capital mexicana y llegaba a Beristain a las 11:44 hrs. Era el tren número 61, que de regreso se convertía en el tren 62 para estar en la ciudad de México a las cinco y media de la tarde, pero en realidad era el mismo.

Ruta Beristain, inauguración en 1901

Una locomotora relativamente pequeña que diariamente remolcaba vagones de carga y de pasajeros por las estaciones: Lechería, Cartagena, Tultepec, Cajiga, Jaltocán, Xolox, Paula, Maquixco, Tenamazcalapa, Empalme El Rey, Ocotitlán, Tezontepec, Relinas, San Agustín, Tepa, Pueblilla, Tecajete, Ánimas, San Vicente, Somorriel, San Joaquín, Las Lajas, Los Romeros, Otlimulco, Empalme Distrito Beristaín, Ventoquipa (ramal a Honey, Puebla), Cuautepec, Hueyapan, Xocopa, Cima de Togo, Ahuazotepec y  Beristaín. Hay que recordar que el tren contaba con vagones de primera y segunda clase.

Los productos locales que se vendían en cada pueblo, en cada estación, iban desde artículos básicos hasta alimentos exóticos de todo tipo: tamales, gorditas de masa, quesadillas, escamoles (hormigas comestibles), chinicuiles (gusanos de maguey), caracoles de cerro, ancas de rana, entre muchos otros. Y obviamente, pulque. El producto del trabajo de los “tlachiqueros” (hombres que extraen el pulque del maguey). Esa savia blanca y viscosa que prevalece aún en el gusto de sus bebedores y es valorada desde el México prehispánico, hasta hoy en día.  El famoso néctar de los dioses.

De hecho, los trabajadores ferrocarrileros apodaron a esta ruta como “El Águila Tlachiquera”, pues iba y venía transportando pulque (además de muchos otros productos) por los estados México, Hidalgo y Puebla. ”. Por eso, también se le conoció como  “El ferrocarril más pulquero”.

La época del apogeo “pulquero” en esta ruta fue entre 1880 y 1930. La bebida “espirituosa” producida en la zona conocida como “El Altiplano Hidalguense” representaba entre el 35 y el 45% de la carga total del Ferrocarril de Hidalgo y del Nordeste.

El ferrocarril Hidalgo atravesando el acueducto Zempoala en 1900

LA PLAZA DE BERISTAIN

El día lunes, era de jolgorio. Pues había plaza (o tianguis) en Beristain. La última estación de la ruta. Y eso era un deleite ancestral, cultural, visual, auditivo, emocional, gastronómico y por demás.

El tren llegaba a un día de fiesta: Barbacoa, pulque, aguamiel,  gorditas, tlacoyos, molotes, enchiladas, sopes, guajolotes, tamales, caña, refino y una larga lista de exquisiteces, regionales. Y también, según la temporada, la fruta, la verdura, los hongos, las hierbitas como los quelites, las flores de frijol, la flor de calabaza y muchas otras.

Una verbena de productos del campo, artesanías, colores intensos y sobre todo, rostros de felicidad de hombres y mujeres, en su mayoría güeros chapeados “arribeños” que se sonrojaban aún más con lo picante de la salsa molcajeteada, los tragos de pulque, la música en vivo  y, sobre todo,  con la emoción de la llegada del tren, justo antes del medio día.

En la actualidad, aún hay esa gran plaza de lunes en Beristain, pero también hay una gran ausencia: la del tren. Permanecen aún las instalaciones de la antigua estación y la bodega, pero cada vez más deterioradas. Construyeron ahí mismo una Casa de Cultura para rendir homenaje a un tren que ya no llega. Porque saben muy bien que ya ni los rieles sobreviven. Es un tren que ya sólo habita en la memoria, en la historia, en el recuerdo.

EVOCACIONES

Es evidente que existe un vínculo de identidad histórica de la población con el tren, la gente conserva con mucho cariño y apego los recuerdos. Narran testimonios de todo tipo, sobre los años de su apogeo. Anécdotas de niños o vivencias que les contaban sus padres y abuelos. Todas girando alrededor del dichoso tren.

En medio de sentimientos encontrados, le siguen suspirando a la época dorada donde el tren movía la economía de sus comunidades. Pero además, inyectaba regocijo y felicidad  cada vez que llegaba a la estación.

Y es que, antes de que existieran las carreteras para autos en esta zona, era el tren el que transportaba personas, materias primas,  maquinaria, animales y un sinfín de artículos.

Mapa del trayecto de los ferrocarriles de Hidalgo y el Nordeste. El mundo ilustrado (1901).

Se cuenta que los arrieros de la zona de Pantepec, Mecapalapa y Z. Mena subían y bajaban a Beristain continuamente para embarcar y desembarcar ganado de los vagones del ferrocarril.

Y había que arrear a caballo por días, con una gran cantidad de historias, vivencias y aventuras. Por veredas, caminos de herradura, mesones,  tramos del “camino real”, pueblos y brechas hasta llegar a los potreros semi tropicales de la sierra baja.

“Era el centro del transporte, me acuerdo que mi abuelo nos comentaba de que los ganaderos salian de Metlaltoyuca y arreaban su ganado para embarcarlo a la Ciudad de México”, sostiene Marcelino Sandoval Solis, recordando su infancia.

“En aquellos ayeres también existió otra corrida que era el tren número 63 México – Honey, Puebla, y de regreso era el 64.  Este tren tuve la dicha de abordarlo a las 10 horas.  Pasaba en Tezontepec para ir a la ciudad de México y por la tarde regresar a Tezontepec, en el 63 a las 19 horas. También abordé el 61 para ir a Beristain Puebla… Y otras veces a Tulancingo o a Honey… ¡Qué gratos recuerdos!”, agrega entusiasmado Antonio Ramírez Villaseñor.

Motivado por los demás comentarios, Cesar Chávez Jiménez,  añade: ¡Cómo olvidar ese mágico viaje emocionante al pasar por el túnel de Barrientos y llegar a Lechería se me hacía muy lejos (irónicamente, con él pasó de los años ahora vivo por ahí), ver cómo subían  a vender café, pulque, comida, al llegar a Tecámac,  ver los aviones militares en Santa Lucía y finalmente llegar a mi destino “Paula” ¡qué hermosos recuerdos!

LA CANIJA NOSTALGIA

Cuando estaban levantando los rieles y durmientes en la zona de Somorriel y Tulancingo, muchos se desconcertaban y no daban crédito. A la radiodifusora XENQ llovían llamadas del público quejándose de tal destrucción. “Que no se las lleven, que al menos dejen las vías como recuerdo”, se escucharon diferentes voces al aire, desesperadas. Pero no, nada detuvo aquel triste final.

No obstante, hoy en día, a más de 25 años del cese y desmantelamiento del “Aguila Tlachiquera”, aquel  del  que ya ni las vías existen, el tren sigue más que vivo en la memoria. Y no de pocos, sino de muchos que lo tienen presente en los paisajes donde pasaban sus vías, en las pláticas de las familias de bastantes pueblos, en las múltiples vivencias y testimonios, en las evocaciones constantes.

Y quizás sea muy  cierto eso que algunos cuentan: que de vez en cuando, como entre sueños,  en las madrugadas, aún en ciertos pueblos,  como haciendo eco en las paredes viejas, parece que se escucha pasar aquel tren. Se escucha el silbato, se cimbran los rieles y rechinan las vías.

Pero no hay que asustarse, pues tan sólo es la memoria latente por aquella máquina de fierro que se volvió entrañable.

En realidad es un caso crónico de nostalgia colectiva.

 

30 de Agosto del 2025.

 

*Como un homenaje a la memoria de todos los que vivieron y fueron parte de la historia de “El Águila Tlachiquera”, el tren más pulquero. El Buena Vista – Beristain.

 

FUENTES:

La Ruta del Pulque. El Ferrocarril de Hidalgo y del Nordeste. BUAP, Puebla, México., 2025.

Mediática. Cartas y mapas. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, 2025.

Fb Ferrocarriles Nacionales de México.

Mexican Narrow Gauge, Gerald M. Best, 1971. Historia del Ferrocarril Beristain-Necaxa, Página Web.

“El Hidalguito. Ferrocarril Hidalgo y Nordeste”. Historia. Heladio G. Vera Trejo, 2024.

“Honey, un municipio con sabor a miel en el estado de Puebla”. Juan Grijalva Hernández. Consejo de la Crónica del Estado de Puebla. México, 2024.

Museo del Ferrocarril Tulancingo, Hgo.

Museo del Ferrocarril, Puebla, Pue.

Entre otras.

 

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