Publicado originalmente por ZEDRYK RAZIEL en EL PAÍS, compartimos este reportaje por su relevancia e interés periodístico:
Cada vez es más claro que la presidenta, Claudia Sheinbaum, y su partido, Morena, caminan por líneas separadas, sobre todo en lo referente a cumplir los mandatos de austeridad, honestidad y devoción por el trabajo establecidos por Andrés Manuel López Obrador, el fundador de la formación izquierdista. La separación ha sido documentada por las recientes encuestas de Enkoll, que muestran cómo Sheinbaum mantiene una aprobación de hierro mientras Morena ha perdido puntos en el respaldo ciudadana. Esa caída coincide con el verano negro morenista, la racha de escándalos de enriquecimiento, despilfarro y presunta corrupción que han envuelto a los líderes del partido. Lejos de recular, los señalados desafían las directrices lanzadas por la presidenta para custodiar los principios de Morena, caso del senador Gerardo Fernández Noroña y el clan de los Monreal.
Noroña ha hecho patente su insurrección ante el mandato de la austeridad. El miércoles, Reforma reveló que el senador, uno de los aspirantes presidenciales dentro de Morena para los comicios de 2030, usó una aeronave privada para acudir a una gira en Coahuila. Según él, pagó 14,000 dólares, pero el avión tiene placas estadounidenses y no cuenta con permisos para servicio de transporte en México. Alegó que Sheinbaum había dicho que “cuando es necesario, se podía [usarlas]”.
La interpretación de Noroña se aleja de las instrucciones expresas de la mandataria, que en mayo envió una carta a los dirigentes de Morena afirmando: “No es de nuestro movimiento andar en aviones o helicópteros privados”. En esa carta, Sheinbaum criticó el uso de lujo y defendió la humildad en el servicio público. También aludió al pasado de Noroña, señalando viajes en primera clase que calificó de “turismo político”.
El miércoles, Sheinbaum pidió al senador que diera una explicación. Noroña ha generado polémica por desplegar actitudes desafiantes, pero, sobre todo, porque posee una casa de 12 millones de pesos en Morelos. Dijo que la austeridad dictada por AMLO era solo para el gasto público, no privado, y que no tenía que transparentar su vuelo.
El caso de los Monreal representa otro capítulo del malestar interno en Morena. Sheinbaum envió al Congreso una reforma contra el “nepotismo electoral”, para evitar que familiares hereden cargos. Pero el clan de Zacatecas (Ricardo, David, Saúl Monreal) rechaza esa imposición. Saúl, por ejemplo, aspira a ser gobernador después de un sexenio, y Ricardo ha revelado que obedecerá la orden pero quizá cambie de opinión.
Sheinbaum incluso los relegó durante el acto del primer aniversario de su Gobierno en el Zócalo, colocando en la segunda fila a Monreal, Noroña y otras figuras polémicas, como Adán Augusto López. Ricardo Monreal comentó que lo hicieron para “encorralarlos”.
