Miguel Ángel García Hernández, migrante mexicano de 32 años que había sido baleado durante el ataque del 24 de septiembre contra una oficina del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Dallas, falleció tras permanecer varios días en coma, informaron este martes organismos de derechos civiles. García Hernández fue trasladado a un hospital, donde fue mantenido con soporte vital hasta este desenlace.
El ataque original dejó al menos una persona muerta en el sitio (Norlan Guzmán Fuentes) y otros dos detenidos heridos. El agresor, identificado como Joshua Jahn, abrió fuego desde un techo cercano y luego se quitó la vida, según las autoridades.
Este martes, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, declaró desde Palacio Nacional que “se hicieron todos los trámites para que su madre pudiera estar allá”. Añadió que el gobierno federal está en contacto con la familia en todos los sentidos: apoyo moral, económico y acompañamiento legal, en caso de que decidan presentar denuncia.
Sheinbaum añadió que su administración “no escatimará esfuerzos” en garantizar que el caso sea investigado con rigor y que no haya impunidad. Aseguró que el gobierno de México vigilará que las investigaciones avancen y que los derechos de los mexicanos migrantes sean defendidos.
Mientras tanto, la comunidad migrante y organizaciones de derechos humanos han requerido que las autoridades estadounidenses expliquen por qué los detenidos en custodia de ICE no pudieron ser protegidos frente al ataque. El caso se suma a la tensión sobre seguridad en instalaciones migratorias, así como al debate sobre responsabilidad del Estado en la protección de quienes están bajo su custodia.