Las palabras de Ricardo Monreal, líder morenista en la Cámara de Diputados, calificando los ataques políticos a Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente mexicano, como “violencia vicaria”, han causado asombro y críticas en el ámbito público. Monreal compara los embates que sufre López Beltrán como secretario de Organización de Morena, con la violencia que se ejerce contra niños y niñas cuando se quiere hacer daño a sus madres, una expresión con la que el feminismo ha evidenciado una de las formas más atroces de causar daño a las mujeres. Nada que ver con un señor que ocupa un cargo en un partido, ni con su padre, ambos varones, adultos y con prestigio y reconocimiento. Su caso se encuadraría, más bien, en la pelea política habitual en cualquier país del mundo, de ahí las críticas que ha recibido la opinión publicada por el político morenista.
En una entrevista reciente, el hijo de López Obrador se ha quejado de que le llamaran Andy, el diminutivo con el que se le conoce. Y en los últimos días, han sido recurrentes las opiniones en las que se le acusa de cierto fracaso, desde su responsabilidad en el partido, en las elecciones de Veracruz y Durango del 1 de junio. Monreal ha salido a defenderlo de esas críticas utilizando una expresión desafortunada, motivo de la polvareda en las redes sociales, donde se entiende que la situación de López Beltrán está muy lejos de la crueldad vicaria de la violencia de género y que nada tiene que ver con ella en forma ni en fondo.
Monreal recurre a la etimología de la palabra vicario para encuadrar los ataques recibidos por López Beltrán, sin atender al contexto de violencia de género, luego de los hombres contra las mujeres, en el que nace y se populariza la expresión. “La motivación vicaria de los cuestionamientos a Andrés Manuel López Beltrán es dolosamente fallida por partida doble: en primer lugar, los supuestos descalabros por una “desairada” elección judicial y los presuntos “tropiezos” de Morena en Durango y Veracruz no existen como tal”, escribe el diputado. “Desde los tiempos bíblicos”, prosigue, “una forma de atacar al padre es atacar al hijo”. Cierto, pero nada tiene que ver con la violencia de género y en la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres duele que se desvirtúen las expresiones que se han ido acuñando para definir situaciones crueles por las que pasan las víctimas del machismo. De ahí las críticas recibidas.
“Yo soy el secretario de Organización de Morena. Les invito a revisar cuándo un secretario de Organización había estado en todas las portadas y notas y en las columnas. Le dan una importancia fuera de lo común a una Secretaría de Organización”, se ha quejado el hijo del expresidente.
En esa misma conversación pública rechazó que le llamen Andy porque considera que le resta dignidad.
“Yo me llamo Andrés Manuel López Beltrán, y mi más grande orgullo es llamarme como el mejor presidente que ha tenido este país, el llamarme Andy es demeritar eso, quitarme ese legado, quitarme ese nombre”.
Con información de Carmén Morán Breña, de El País.