A 22 días de la trágica explosión de una pipa de gas LP en Iztapalapa que cobró la vida de 31 personas, autoridades anunciaron nuevas medidas para aumentar los controles en el transporte de combustibles peligrosos.
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, presentó un plan que obliga a estos vehículos a reducir su velocidad a 30 km/h, restringe su circulación por ciertas vías y horarios, y duplica las sanciones por infracciones, además de exigir capacitación especial a los conductores.
El transporte de sustancias peligrosas será regulado con más rigor: vehículos con cargas superiores a 40,000 litros quedarán vetados en algunas vialidades, mientras que rutas clave estarán sujetas a radares y puntos de inspección aleatorios en accesos carreteros.
La decisión busca prevenir nuevos accidentes como el de Iztapalapa, que desató un debate sobre responsabilidad, normas de seguridad y vigilancia insuficiente en la distribución del gas LP dentro de zonas urbanas densamente pobladas.
