El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó que a partir del martes 4 de marzo de 2025 se impondrán aranceles del 25% a todas las importaciones provenientes de México y Canadá. Esta medida busca reducir el déficit comercial estadounidense y proteger la industria nacional, aunque ha generado fuertes críticas tanto en el sector empresarial como en el ámbito político.
Trump justificó la decisión argumentando que estos aranceles son necesarios para fortalecer la manufactura estadounidense y evitar que empresas trasladen su producción al extranjero. “México y Canadá no se salvan”, declaró el mandatario, asegurando que no habrá excepciones ni renegociaciones en el corto plazo.
Además de los aranceles a productos industriales y manufacturados, Trump anunció que, a partir del 2 de abril de 2025, su gobierno implementará un nuevo esquema de aranceles a las importaciones de productos agrícolas. Aunque aún no se han detallado los porcentajes exactos ni los productos específicos que serán afectados, se espera que la medida impacte principalmente a frutas, verduras, carne y productos lácteos provenientes de México y Canadá.
El presidente estadounidense argumentó que este impuesto tiene como objetivo reducir la dependencia del país en importaciones de alimentos y fortalecer la producción agrícola nacional. Sin embargo, expertos advierten que podría afectar la oferta de productos frescos en Estados Unidos y provocar un aumento en los precios de alimentos básicos.
La imposición de estos aranceles ha generado preocupación en diversos sectores económicos. Analistas prevén que estas medidas encarezcan productos importados, lo que impactará directamente a los consumidores estadounidenses. La industria automotriz, tecnológica y agrícola se verán especialmente afectadas, ya que dependen de insumos provenientes de México y Canadá.
Por su parte, el gobierno de México, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, ha manifestado su rechazo a la decisión de Trump y ha señalado que evaluará medidas de respuesta para proteger a los productores mexicanos. A nivel diplomático, se espera que tanto México como Canadá busquen mecanismos de negociación o represalias comerciales a través de organismos internacionales como la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El sector agrícola estadounidense también ha expresado su preocupación, ya que los aranceles podrían desencadenar represalias de México y Canadá, afectando las exportaciones de productos como maíz, soya y carne de res hacia estos mercados clave.
A medida que se acerca la fecha de implementación del impuesto agrícola, el panorama comercial entre las tres naciones se torna más incierto, generando tensiones que podrían afectar la estabilidad económica de la región.
