La ejecución de Ximena Guzmán y José Muñoz, dos colaboradores cercanos de Clara Brugada Molina, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, muestra signos claros de crimen organizado, de acuerdo con analistas y periodistas especializados.
Ximena Guzmán, quien fungía como secretaria particular de Brugada, era considerada su brazo derecho, mientras que José Muñoz fue identificado como enlace de seguridad, con acceso directo a información sobre operativos y estrategias de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).
Durante una intervención en el noticiario de Luis Cárdenas para MVS, el periodista Óscar Balderas afirmó que Muñoz conocía los planes para combatir al crimen organizado en la ciudad, lo que podría indicar una venganza por parte del narco.
“El hecho de que José Muñoz conocía los planes para arrancar organizado en la ciudad habla probablemente de una venganza”, declaró Balderas.
Los primeros reportes indican que el atentado fue perpetrado por un solo tirador que realizó 10 disparos con arma corta, con una precisión que sugiere entrenamiento y experiencia, elementos característicos del crimen organizado.
Radiografía del crimen en CDMX
Balderas añadió que esta ejecución ocurre en el contexto de una “guerra silenciosa” entre cárteles en la Ciudad de México. Entre los grupos criminales con presencia activa en la capital, destacó:
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Cártel de Sinaloa, con operaciones en el sur de la ciudad, como la alcaldía Tlalpan.
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Nueva Familia Michoacana, en demarcaciones como Tláhuac y Milpa Alta.
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Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y la Unión Tepito, activos en el norte.
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La Fuerza Anti Unión, también con influencia en zonas clave de la capital.
El asesinato de funcionarios ligados a estrategias de seguridad podría representar un intento de desestabilización o mensaje directo a las autoridades de alto nivel.