Ante la reciente exigencia del gobierno de Estados Unidos de que los conductores comerciales dominen el inglés, muchos camioneros mexicanos se han visto obligados a tomar clases de inglés para evitar sanciones y mantener sus rutas fronterizas activas.
La medida responde a una orden ejecutiva del presidente Donald Trump firmada en abril, revocando una política de 2016 que permitía cierta flexibilidad. Ahora, los inspectores pueden sacar de circulación a quienes no demuestren competencia mínima en inglés para leer letreros, comunicarse con autoridades o responder preguntas oficiales.
En Ciudad Juárez, una compañía local, Fletes Sotelo, comenzó hace semanas cursos de inglés de entre 4 y 8 horas semanales para sus conductores, con el fin de que adquieran las habilidades lingüísticas esenciales para transitar hacia El Paso, Texas.
Esta iniciativa también ha impulsado la creación de una pequeña industria educativa en la región fronteriza. En Laredo, Texas, la asociación Laredo Motor Carriers Association (LMCA) ha lanzado capacitaciones gratuitas dirigidas a camioneros mexicanos, enfocadas en vocabulario técnico y escenarios de inspección vial.
La presión sobre los camioneros se intensificó luego de un accidente fatal en Florida, que involucró a un conductor extranjero que no hablaba inglés y carecía de documentación adecuada, lo que motivó además la suspensión de nuevas visas de trabajo para camioneros extranjeros.
Algunos camioneros temen perder sus empleos. En Laredo, un conductor veterano expresó: “Si no podemos manejar, se acaba todo.” Las sanciones por no cumplir con la nueva norma pueden implicar multas o incluso la cancelación de la licencia para operar.