El Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a tres presuntos líderes del Cartel de Sinaloa, Kevin Gil Acosta, Martín Zazueta Pérez y Leobardo García Corrales, de traficar fentanilo y estar involucrados en delitos relacionados con armas. Los tres narcotraficantes fueron extraditados el martes 12 de agosto desde México, junto a otros 23 miembros del cartel, y se les presentó ante un juez en la Corte Federal para el Distrito Sur de Nueva York.
Gil Acosta y Zazueta Pérez, ambos conocidos por sus vínculos con los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, fueron identificados como miembros clave del aparato de seguridad de los llamados “Chapitos”. Según la acusación, Gil Acosta lideraba un grupo de sicarios responsables de proteger los laboratorios de fentanilo y las rutas de distribución, mientras que Zazueta Pérez garantizaba la seguridad en Sinaloa, utilizando métodos violentos como secuestros y asesinatos. Además, ambos habrían participado en los ataques armados contra fuerzas de seguridad mexicanas durante el fallido intento de captura de Ovidio Guzmán en el “Culiacanazo” de octubre de 2019.
La acusación también señala a García Corrales como uno de los principales proveedores de fentanilo, a quien se le atribuye la producción de toneladas de esta droga y su importación a Estados Unidos. Además, se asegura que este narcotraficante conspiró con otros para organizar el tráfico de la sustancia a cambio de armas de uso militar, protegiendo así las actividades ilícitas del cartel.
Los tres enfrentan cargos graves, incluidos los de conspiración para importar fentanilo, que conllevan una pena mínima obligatoria de 10 años de prisión y hasta cadena perpetua. También enfrentan cargos relacionados con el tráfico de armas, lo que podría resultar en una sentencia de entre 30 años y cadena perpetua.
El acuerdo entre México y Estados Unidos estipula que los 26 narcotraficantes entregados en este operativo no enfrentarán la pena de muerte, ya que el tratado de extradición entre ambos países lo prohíbe expresamente. Esta cooperación se produce en un contexto de creciente tensión por el tráfico de drogas y las operaciones militares en ambos lados de la frontera.
Este caso se suma a la serie de esfuerzos por desmantelar las operaciones del Cartel de Sinaloa y otras organizaciones narcotraficantes que siguen siendo una de las principales amenazas tanto para la seguridad de México como para la de Estados Unidos. Gil Acosta, Zazueta Pérez y García Corrales se encuentran ahora en custodia estadounidense, donde enfrentarán juicio en los próximos meses.