Sin duda, el gobierno de Alejandro Armenta ha levantado muchas expectativas dentro de la sociedad poblana, pues llega con un gran apoyo social y con un gran control en todos los ámbitos de la vida política del estado.
Sin embargo, los retos y los desafíos a los que va a enfrentarse no son pocos ni fáciles. Entre estos descuellan, por lo menos en una primera lectura, los siguientes: la creciente inseguridad pública, la crisis hídrica, la corrupción que agobia al aparato de justicia, la quiebra del ISSSTE Puebla y la mala calidad de los servicios de salud pública en el estado, el desarrollo económico y el bienestar social de los y las poblanas. Este haz de desafíos pondrá a prueba la brillantez del gobernador Armenta para que les dé cauce en el camino del desarrollo y la armonía social.
La inseguridad es un fenómeno social que está causando grandes estragos en casi todo el territorio nacional. Según la fiscalía general del Estado de Puebla, los delitos más comunes que presentan un índice mayor de carpetas de investigación son el robo y la violencia familiar.
En el 2024, entre enero y octubre, se abrieron en el estado un total de 67,321 carpetas de investigación, correspondiendo el 76 por ciento de dichas carpetas únicamente a la comisión de estos dos delitos. De tal manera que se tendrá que diseñar una política pública de seguridad que busque inhibir estas actitudes ilícitas e ilegales que atentan contra el desarrollo armónico de la sociedad, debemos recordar que cuando el delito más cometido es el robo, en cualquiera de sus variantes, el foco rojo es la prevención del delito, es decir, aquí se denota la falta de eficacia y operatividad de las policías estatales y municipales.
La escasez del agua, el problema hídrico, se ha convertido en un gran peligro para la viabilidad social. Podemos decir que, después del problema de la inseguridad que se vive en el estado, el problema del agua se ha convertido en el segundo reto más importante que tendrá que enfrentar Alejandro Armenta.
Dicha administración se verá en la necesidad de atender, con una mayor celeridad, la creciente contaminación hídrica que atañe al estado como es el río Atoyac, que presenta altos niveles de contaminación química y orgánica. Además de esto, tendrá que atender de manera urgente la sobreexplotación del Valle de Tecamachalco, que es uno de sus principales acuíferos. Esto debido a que dicho acuífero se ve sobreexplotado por la extracción intensiva que se hace para consumo humano y riego agrícola.
Hemos de mencionar, también, que Puebla ha sido calificada por el World Justice Project (WJP) como la séptima peor entidad federativa en lo que tiene que ver a la prevalencia del Estado de derecho.
Dicha valoración se debió a que fueron muy mal evaluados la justicia penal, el respeto a los derechos fundamentales, el orden y la seguridad pública, la justicia civil, la división de poderes y la corrupción. Además de esto, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en un estudio que reveló que Puebla ocupa el cuarto lugar del país con la competitividad más baja.
En cuestión de salud, Puebla no es la excepción, al igual que lo que sucede en otras regiones del país los hospitales del sector salud atraviesan por una terrible situación que pone en riesgo la vida de los y las poblanas, principalmente de los que pertenecen a los grupos más vulnerables de la sociedad. Los hospitales generales, hospitales integrales y los centros de salud que pasaron a ser administrados y controlados por el IMSS-Bienestar se ven envueltos en una severa crisis tanto por el desabasto de alimentos como por el de medicamentos, por el retraso y la disminución de pruebas de laboratorio y las fallas que se están presentando en el servicio de banco de sangre.
Este panorama no luce promisorio. El gobernador Armenta tiene la oportunidad de demostrar que durante su vida política, se preparó para ejercer el cargo más importante de impacto social en nuestra entidad.
¡¡Ser un Gobernador que deje huella será su tarea!!