Es indubitable que el sistema de salud durante las dos administraciones morenistas ha entrado en una grave crisis. Sin temor a equivocarnos, podemos decir que es la peor crisis que ha vivido el sistema de salud en la época del México contemporáneo. Es dable afirmar que los últimos dos gobiernos, contando al actual, cada vez destinan menos presupuesto al sistema de salud, lo cual genera que cada vez se destine menos presupuesto per cápita a la salud de los y las mexicanas.
Uno de los grandes errores que cometió López Obrador es que se llevó los servicios de salud estatales al IMSS-Bienestar sin que este organismo tuviera una estructura bien consolidada, como sí la tienen las Secretarías de Salud. Esto ha generado que en el estado los hospitales que pasaron al IMSS-Bienestar estén viviendo una profunda crisis en todos los aspectos.
El IMSS-Bienestar se encuentra al borde del colapso, pues no cuenta con los recursos económicos para comprar medicinas, ni pagar los salarios, materiales de curación, menos para solventar los gastos que conlleva un hospital u centro de salud. Considerando que 23 entidades federativas firmaron el compromiso con el IMSS-Bienestar, esas mismas 23 Secretarías de Salud estatales se han quedado sin recursos económicos, lo cual ha venido a incrementar la grave crisis que se está viviendo dentro del sistema de salud nacional. De tal suerte que estas Secretarías no cuentan con los recursos para atender a la población abierta que no cuenta con seguridad social, es decir, no cuenta con el Seguro Social ni con el ISSSTE.
Es francamente inaudito que en el Hospital Regional de Alta Especialidad del ISSSTE en Puebla no funcione ninguno de los elevadores, con lo que personas de la tercera edad, mujeres embarazadas, personas con discapacidades motrices o visuales, se hayan visto en la necesidad de desplazarse por medio de las escaleras, con el grave riesgo que esto les acarrea. En otros hospitales no tienen agua de garrafón y escasean los alimentos que se les dan a los pacientes que se hallan internados, ni tampoco hay los alimentos suficientes para los trabajadores del nosocomio.
Los hospitales que fueron absorbidos bajo la administración del IMSS-Bienestar presentan, al igual que en muchos hospitales más del país, una grave crisis de medicamentos e insumos básicos, que provocan que sean los propios familiares de los pacientes los que tengan que erogar cantidades de dinero para comprar los medicamentos necesarios, los materiales de curación, entre otras cosas para que sus pacientes puedan ser atendidos, causando con esto una sangría en su economía familiar. No se olvide que los hospitales bajo la dirección del IMSS-Bienestar atienden a la población que carece de seguridad social y en condición de marginación.
Los Hospitales Generales de Norte y Sur, del Niño Poblano y de Ortopedia y Traumatología, que suelen ser los más importantes del sector en el estado,sufren este tipo de carencias, aunque los trabajadores de la salud de dichos nosocomios han tratado de que la atención que dispensan se mantenga en niveles buenos. Además de estos hospitales en la capital poblana, también hay graves y profundas carencias en las diferentes regiones del estado, como son: en la Mixteca, en la Sierra Norte, pasando por la Sierra Negra, estas carencias que presentan vulneran la salud de los derechohabientes que no cuentan con seguridad social, provocando que dicha población sea objeto de una atención cada vez con menos calidad.
El gobernador Armenta tendrá que buscar la manera de revertir esta patética situación, para poderle cumplir a las y los poblanos en materia de salud, nadie niega que el tema sea únicamente responsabilidad del estado, pero puede hacer mucho si se acerca por medio de su gabinete de salud, a los hospitales, clínicas y espacios rurales para enterarse de primera mano del viacrucis que vive la población, por cierto, ¡¡los más pobres!!
