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miércoles, junio 25, 2025

Amar sin fronteras

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Estoy casi segura que si le contara a una persona de 20 años, que en una época la policía verificaba que en los bares se respetaran las normas heterosexuales y cisgénero, se reiría de mí y pensaría que son inventos. Esto me daría mucho gusto, pues esa persona tienehoy el derecho de elegir libremente ser, quien quiera ser.

Sin embargo, no siempre fue así, en junio de 1969 en el bar Stonewall Inn, ubicado en el barrio deGreenwich Village, en Nueva York, hubo una redada policial donde las autoridades sancionaron y atacaron a quienes no se ajustaban a esas normas, desatandouna serie de protestas que duraron varios días.

Este evento marcó la primera vez que la comunidad LGBTQ+, se negó a aceptar la represión y se manifestó en contra de la discriminación y los abusos de autoridad; un año después el 28 de junio de 1970, se realizó una marcha en conmemoración a esa lucha,lo que sentó las bases para una movimiento global por la igualdad y el reconocimiento de los derechos de la diversidad sexual.

México, fue el primer país de América Latina en hacer una Marcha del Orgullo (Pride) un 29 de junio de 1979,en la que se reunieron más de mil personas que caminaron desde la Columna de la Independencia hasta la extinta Plaza Carlos Finlay, en un acto de valentía que forjó futuras movilizaciones que han ido crecido a lo largo de los años, diversificando sus demandas y fortaleciendo su presencia en la esfera pública.

Este fin de semana en la Ciudad de México se celebra en su 47° edición, la Marcha de Orgullo LGBTQ+, que este año lleva el lema: “Diversidad sin fronteras: ¡Justicia, Resistencia y Unidad!”

Me parece un lema bastante apropiado en el contexto de la crisis migratoria que actualmente libramos con el país vecino del Norte, pues las personas que pertenecen a la comunidad LGBTQ+ enfrentan desafíos únicos al migrar, casi siempre en busca de aceptación, seguridad y oportunidades.

La identidad sexual es un factor determinante en las decisiones migratorias, las personas de la comunidadLGBTQ+ han sido históricamente objeto de discriminación, violencia y persecución en países donde las normas culturales y legales son desfavorables, por lo que se ven obligadas a abandonar sus hogares en busca de lugares más seguros y acogedores. Así, la migración se convierte en una estrategia de supervivencia y búsqueda de derechos humanos fundamentales.

Pero, la experiencia migratoria no siempre garantiza un refugio seguro. En muchos casos, las persona migrantes LGBTQ+ enfrentan nuevos desafíos en los lugares de destino, la xenofobia, la homofobia y la misoginia pueden coexistir, creando un entorno hostil que dificulta su integración.

De igual forma, la violencia y la discriminación pueden ser omnipresentes, lo que genera un sentimiento de aislamiento y vulnerabilidad. Además, las políticas migratorias a menudo son excluyentes, lo que complica aún más el acceso a servicios básicos y protección legal.

La migración en sí misma es un fenómeno complejo y,para las personas LGBTQ+, las dificultades pueden ser aún más significativas, puesto que no solo enfrentan las típicas barreras como el idioma, la búsqueda de empleo y la adaptación a nuevas culturas, sino también la carga adicional de la discriminación y el rechazo.

Por eso, seguiremos marchando exigiendo, entre otras cosas, políticas inclusivas que garanticen la seguridad y el bienestar de las personas LGBTQ+ migrantes, pues solo así se podrá avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde cada individuo tenga la oportunidad de vivir y amar libremente donde quiera que esté.

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