22.9 C
Puebla
jueves, junio 12, 2025

Trama quinta: ¿No sientes que el corazón se te ensancha al ver esto? Capítulo 24. Deseada ternura, deseada locura

Más leídas

Nota del autor

Los personajes que cruzan esta novela, incluso aquéllos que parecen reales, son absolutamente imaginarios

Trama quinta: ¿No sientes que el corazón se te ensancha al ver esto?

Capítulo 24. Deseada ternura, deseada locura

Doña Lucha, su abuela, envió a Lucero a estudiar a la Normal de Maestros, en Tacuba. Para entonces ya andaba con Juan Pablo Vergara, quien vivía en un condominio cercano al edificio Ramón. Lucero lo conoció a través del hermano de éste: Odín. Como Jorge y Rolando, Odín la usaba en privado y la desconocía en público.

Vergara iba por ella todas las noches a la Normal. Ella se veía cambiada. Y en eso contribuía el uniforme de la escuela: falda gris, blusa y calcetas blancas, y suéter verde oscuro. Lucero se metió al taller de teatro, empezó a leer los libros que le regalaba Vergara, y por una temporada fue monógama. El encanto duró poco. En la Normal conoció a un profesor de Literatura llamado Gustavo Adolfo Bécquer —como el poeta español de “volverán las oscuras golondrinas”—, aunque su nombre real era Gustavo Adolfo Bécquer González Pineda. Como su tío Gabriel con García Márquez, Bécquer se jactaba de ser el poeta del postromanticismo español.

Lucero se enamoró de las rimas del Bécquer mexicano, y al poco tiempo inició una relación con él. No podía ser de otra manera: repitió el patrón de sus amantes anteriores: sexo en la madrugada, alcohol, cigarros, golpes, humillaciones y gritos. En esa época, su hermana ‘La Chata’ llegó a vivir al departamento del edificio Ramón por los mismos motivos que generaron el exilio de Lucero.

‘La Chata’ romantizaba todo, escuchaba a Camilo Sesto y leía las fotonovelas de la revista “Chicas”, protagonizadas por Fernando Allende, Carlos Piñar y Lina Michel.

Lucero estaba enamorada de Bécquer y sólo tenía ojos para él. Vergara olió la trama y se hizo a un lado. Su tío Octavio buscaba con desazón sus besos. Error. El corazón, los senos, el sexo y la boca de Lucero tenían un solo dueño. Los domingos, en la televisión de su tía Lilí, ella y la ‘Chata’ coreaban las canciones de Camilo Sesto —en particular “Mi buen amor”— entre lágrimas y gritos. Y cuando Raúl Velasco entrevistaba al cantante español, Lucero soltaba un chillido: “¡Te amo, Bécquer!”.

(Continuará).

Notas relacionadas

Últimas noticias

spot_img