20.9 C
Puebla
miércoles, julio 9, 2025

Trama Novena: No hables con extraños Capítulo 44. ‘Déjame ser tu puta’

Más leídas

Nota del autor

Los personajes que cruzan esta novela, incluso aquéllos que parecen reales, son absolutamente imaginarios

Trama Novena: No hables con extraños

Capítulo 44. ‘Déjame ser tu puta’

Damiana Echegaray no dejaba de pensar en esos ojos heterocromáticos. El verde le generaba calosfríos ignotos, pero el negro era la entrada a la zona de la perdición. Una noche que dormía con Matías Chandón en La Vista Towers, despertó con fiebre. Había soñado que Mircea la poseía en el baño de su privado. Su sexo —pensó sobresaltada— era pura sangre erguida y de un color obsceno. Un color que pasaba del rojizo al morado.

Matías despertó y empezó a tocarla, pero ella lo rechazó argumentando que le dolía la cabeza. Él insistió y presumió que tenía una erección gracias a la pastilla azul que se había tomado al mediodía. Damiana terminó por acceder a sus deseos, pero con el único afán de sentir que quien la penetraba era Mircea. Se excitó de inmediato en la oscuridad y aceptó complacida el viejo pene de Chichiquila. Matías encendió la lámpara de pronto, y a Damiana se le fue el deseo por la puerta de servicio. Le dijo que la apagara, pero él quería ver a su ‘yegua’. (Así la llamaba en su machismo aldeano). Ella logró convencerlo, y entonces se entregó a Mircea en el cuerpo de Matías. Su entrega fue brutal e inédita, tanto que Matías presumió esa noche durante mucho tiempo. Nunca supo que quien la penetró en su nombre había sido Mircea. O sí lo supo, porque cuando ella decidió romper con él le escupió la verdad sin ningún pudor.

—Esa noche que tanto te pone, Matías, no me cogiste tú. Fue el rumano el que me penetró. Y a él me entregué totalmente.

Llena de deseo, Damiana Echegaray le marcó a Mircea días después con ganas de entregarse a él. No le respondió la llamada porque estaba con Loreto Salinas. Ella insistió hasta que logró su objetivo. Quedaron de verse a su regreso. Mircea viajaba en el enorme yate del tío de Loreto por el Mediterráneo.

Cuando entró a su privado, Damiana se puso nerviosa. Todas las noches se masturbaba pensando en él. Cómo explicarle su deseo. La juzgaría mal. Estaba enferma de pasión a su edad madura y con su legión de amantes en la vulva. Él vestía todo de negro, y la boca, algo torcida como siempre, la tuvo en un instante frente a la suya. La besó sin ninguna consideración y le susurró al oído que la iba a hacer su puta, su hembra, su mujer. De hoy en adelante, Damiana, vas a ser mi puta y te voy a coger cuando yo quiera, le dijo. Ella quiso indignarse desde su feminismo galopante, pero, sumisa, le dijo que sí, que eso había deseado desde que lo vio por primera vez. Le metió la mano por ese cuerpo que no deseaba otra cosa que entregarse a él: su nuevo dueño. Le tocó los senos operados, el ojo del culo, la vulva rosada. Le dio un par de cachetadas ligeras, sensuales, al tiempo que le repetía que él era su único padrote y que su verga le pertenecía a ella, Damiana Echegaray, ejecutiva de cuenta del Banco Santander. Amante de Matías Chandón, presidente municipal de Chichiquila…

Antes de que la penetrara en el baño de su privado, estaba mojada, húmeda, abierta como nunca lo estuvo para  nadie. Dejó que él hiciera con su cuerpo lo que deseara. Antes de venirse por tercera vez, alcanzó a ver que de la boca algo torcida de su amante salía una baba espumosa en forma de hilo. Se derramó entonces como una adolescente.

(Continuará).

Notas relacionadas

Últimas noticias

spot_img