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jueves, noviembre 21, 2024

Picnic

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Hablar de verano en Chicago, es hablar de picnic en todo el sentido de la palabra. Y es que en todo el mundo la gente hace picnic pero nada como aquí, o al menos en México los picnic no son tan elaborados o la gente no se los toma tan en serio.

El lunes pasado fui a un concierto y mi sorpresa fue ver a todos los asistentes en picnic. Sabía que se podían llevar cosas para realizar los picnic, pero no me imaginaba que
podría llevar alcohol o alimentos de ese estilo, porque hay que reconocer que en México en ningún festival se permite llevar nada por el solo hecho de querer hacer negocio y
así comprar productos básicos como agua, bebidas azucaradas y botanas con un incrementos del más del 200 por ciento de su valor normal.

En fin, después de ese paréntesis, puedo escribir que mi sorpresa se desató cuando vi a un grupo de amigos totalmente instalados en el pasto, con sus alfombras multicolor de jardín, sus sillas desplegables que se veían demasiado cómodas y nada más ni nada menos que botellas de vino tinto, rosado y blanco. Además, el maridaje era de la misma índole, galletas con hummus, quesos de todos los tipos, plato de frutas de la estación como cerezas, fresas y fresas. De verdad que la postal era muy linda, no solo porque los amigos en realidad se veían felices y disfrutando el momento si no que su picnic
tenía un ingrediente de cada uno de los amigos, lo que lo hacía un mix interesante y abundante.

A lado de mí había otro grupo de amigos, era cumpleaños de una de las chicas que tenía raíces latinas pero había nacido en Chicago, pero justo cuando abrió su mochila traía una infinidad de cosas como papas fritas, galletas para untar distintos aderezos, llevaba una especie de chiles en vinagre en un frasco de vidrio, quesos curados y unas bebidas burbujeantes con alcohol. Mientras que su amigo que estaba con ella sacó de la bolsa dos paquetes de tacos al pastor, lo que me recordó mucho que a pesar de estar lejos de casa, los tacos siempre permanecerán en todo el mundo y podrás comerlos hasta en un picnic.

Atrás de mí había un par de amigas de avanzada edad, percibía que eran muy cercanas e iban a eventos juntas en el verano, ellas llevaban pizza, vino y papas fritas al por
mayor, también veían el espectáculo en sillas cómodas mientras se ponían al día,

Más tarde, un buen amigo llegó a mi rescate con cervezas y unas botanitas en forma de pez que nunca había probado pero me encantaron, y es que llegó a mi rescate porque como buena mexicana solo pensé que estarían permitidas bebidas sin alcohol, así que mis provisiones constaban de jugo de mango y piña, dátiles secos, duraznos gigantes que me encantan, manzanas y unas galletas de mantequilla que me recordaron a una tarde lluviosa en la Ciudad de México.

Así que mientras hacíamos un pic nic no tan presuntuoso al son de Ana Tijoux y sus canciones conscientes, recordé que los picnic reúnen a los amigos, les permiten
compartir sus snacks y bebidas favoritas y así recordar que lo simple es lo elemental de la vida.

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