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jueves, abril 18, 2024

Parado en un campo minado

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Clasificarse a Qatar 2022 fue toda una travesía en el desierto de principio a fin para la Selección Mexicana. Estos 3 partidos ante Nigeria, Uruguay y Ecuador se presentaban como un oasis para liberarse y mostrar mejor funcionamiento a 5 meses del debut contra Polonia. 

Todo lo contrario. Esta gira por Estados Unidos solo sirvió para que los organizadores se llenaran los bolsillos de dólares, porque en la cancha las dudas se multiplicaron y las certezas escasean como nunca.  

Preocupa que con el Mundial a la vuelta de la esquina no se tenga una idea clara de juego y tampoco un 11 titular fijo. Jugar con línea de 5 ante Uruguay se pagó caro con el 0-3 en contra.  

Colocar a un lateral izquierdo como Arteaga a primer poste, en un tiro de esquina en contra que terminó en gol, retrata de pies a cabeza al señor Martino. Da la impresión de que no se trabaja a balón parado en contra y tampoco a favor. 

Llama la atención que en ese juego desprotegiera en mediocampo a Álvarez y Gutiérrez por la disposición táctica del 5-2-3, teniendo en cuenta que enfrente Vecino, Torreira y Valverde tenían todas las de ganar.  

Me acordé de aquel restaurante en el que trabajé hace muchos años y en el que laboró mi excuñado británico en la barra pese a ser dentista. El resultado fue un desastre y meses después tuvimos que cerrar porque no hay como ser “zapatero a tus zapatos”.  

Lo mismo ocurre con el jugador: hay que cobijarlo y potenciar sus cualidades, no exponerlo en una posición que no domina. Los inventos faltando tan poco para el Mundial se interpretan como falta de seriedad en el proyecto en los 3 años anteriores.  

Algo pasa y solo lo saben los involucrados cuando los futbolistas convocados, salvo Ochoa, no juegan igual en sus clubes al momento de ponerse la camiseta verde. 

Herrera no juega como en el Atlético, Edson no rinde como en Ajax, Corona no es el mismo que desequilibra en Sevilla, ni Lozano es influyente como en Napoli.  

Un entrenador que carece de autocrítica para aceptar sus errores está condenado al fracaso. Si el doctor, que en este caso es Martino, no acierta en el diagnóstico, el enfermo no se va a curar nunca.  

Hasta el momento y haciendo a un lado la CONCACAF Nations League, México solo tiene un amistoso confirmado previo al debut en la Copa del Mundo: Paraguay, el 31 de agosto.  

De ahí, los “europeos” serán liberados por sus clubes hasta el 15 de noviembre, una semana exacta antes de que ruede la pelota. ¿Cuántos entrenamientos en forma se tendrán previo al Mundial? Pocos y no los suficientes para corregir varios de los aspectos a trabajar. 

Uno de los principales señalados es Raúl Jiménez, quien desafortunadamente no regresó bien de la grave lesión que tuvo en la cabeza. Lo critican por no meter goles y puede que tengan razón, el problema pasa por la poca generación de oportunidades por parte de los extremos y del equipo en general. 

El tema no es poner a Funes Mori, Giménez, Martin o Chicharito; el meollo del asunto es hacerlos partícipes del juego con centros y pases entre líneas con ventaja, aspecto que no hemos visto en la época reciente con los delanteros.  

Dice que no convoca a jugadores del Atlas porque su base es extranjera, pero se le olvida que Reyes y Rocha son mexicanos y están desde hace 1 año en gran momento. Dice que no pone a los jóvenes de Pachuca porque éste es un proceso de 4 años y los Álvarez, Sánchez, Chávez y Guzmán aparecieron hasta hace poco. 

Mientras, prefiere poner a Moreno, Gallardo, Romo y Pizarro pese a su bajo nivel con Monterrey. “Más vale malo por conocido que bueno por conocer”.  

El señor Martino está parado en un campo minado del que parece no querer salir. Con declaraciones poco afortunadas, inventos y malos funcionamientos, las bombas no le dejan de explotar. Veremos si es capaz de salir vivo o si se inmola, y el desastre se hace realidad a finales de este año en Qatar.  

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