Siempre en la vida, y en este caso en el deporte, existe un momento crucial en que la toma de una decisión te lleva arriba o, en su defecto, tienes que recomponer los daños colaterales de esa mala decisión: todo tiene un precio.
El Puebla el pasado martes por la noche tuvo un
juego con los ingredientes antes expuestos. Después de un mal arranque con tres derrotas en cinco juegos y la fatídica participación en la Leagues Cup
en la cual se perdieron los dos, regresaron a los caminos de cerezas ganando al América en su casa y después sacar cuatro puntos más.
Para todo esto, el técnico del equipo había encontrado un sistema que se acomodaba muy bien al raquítico plantel con que cuenta. Con un 5-4-1, teniendo
entre los cinco defensores a dos carrileros que contraatacan, y teniendo en su línea media a jugadores que pisan el área, la mano del técnico se dejó ver. Lo espectacular de un equipo no es que meta 10 goles, lo que lo hace diferente y funcional, es colocar a cada quien en donde pueda funcionar y así establecer un sistema
en el cual todos saben y todos pueden hacer la doble función: defender y atacar.
Hasta el penúltimo juego le llegan dos jugadores. Uno con una trayectoria en cancha buena y sabiendo que al estar mucho tiempo con el Tuca podía tener el sacrificio de agruparse a la hora de defender. También llegó un jugador joven, con pocos partidos en la liga de Uruguay y más tirándole a la apuesta de hacer un buen torneo y poderlo vender, función que esta directiva es especialista y que, por el momento, en los jugadores Castillo y Herrera no tiene de donde tirar para poder vender.
En el primer juego, ya con la llegada de dichos jugadores, contra Querétaro, hace su debut Quiñones y en verdad que el equipo no se descompuso. La presión al
final del rival es lógica al estar a un gol del empate y no
a que el Puebla se haya desdibujado.
La siguiente jornada fue contra Pumas, de visitante,
un equipo que está muy mal y con muchas fallas defensivas individuales. Basándose en este último punto, el técnico De La Torre toma la decisión de poner a
estos dos jugadores en la cancha. Tomó la decisión de
hacer más ofensivo a su equipo. La realidad es que no
sirvió esa alineación, recordando palabras de Emilio
Maurer: “A lo tuyo aunque te tardes”. Estos dos jugadores, en su afán de no romper el bloque defensivo, no les daba por sus características el poder atacar y
entonces Pumas dominó los 90 minutos ante un Puebla que nunca pudo sacar el contraataque, y menos sacarle partido a los tres atacantes que tenía en cancha pues dos de ellos estaban fuera de la zona en que pueden crear peligro. De ganar se hubieran puesto en el lugar siete con 14 pts. Ahora se quedaron con 11 pts en el lugar 11.
En los próximos ocho juegos, pero en especial, en
los dos siguiente, pues se juegan en casa, contra dos
rivales en mal momento, Pachuca y Juárez, la vida da
revanchas basadas en tu decisión: ¿El Puebla será el
que manejaba un magnífico bloque en un 5-4-1 que
le dio 7 de 9 pts, o será el mismo de el pasado martes,
que no ataca y está a merced de un gol en contra?
Yo soy de la opinión que Quiñones inicie, pero solo
él. Se le daría un plus al ataque y las tareas de defender él las sabe hacer. Después de estos dos juegos se vienen seis muy difíciles y los tiene que afrontar con
17 puntos para estar en la antesala de los ocho primeros lugares.
