Pasa el tiempo y no se ven avances reales con el Mundial 2026 cada vez más cerca en el calendario. No me refiero al Estadio Azteca, aunque debería, sino a la Selección Mexicana, que volvió a ser exhibida, ahora por Colombia.
La semana pasada escribí sobre las posibilidades que ofrecía esta Fecha FIFA para ponerle nombre y apellido a posiciones específicas. Si “faltaban” 3 o 4 titulares, después de lo ocurrido el sábado tal vez ya son 5 o 6 fichitas en duda.
Malagón está haciendo méritos para que Ochoa juegue su cuarto Mundial, Montes ha involucionado desde Rusia y Pineda es la página de una revista ya muy vista que no ofrece nada diferente.
En las laterales ya sabes lo que ofrecen y lo que no Sánchez y Gallardo, oportunidad a la basura para haber visto a Kevin y Mateo. Vega confirmó que fuera de Toluca hace mucho frío y Giménez, aislado arriba como “El Llanero Solitario”.
En el futbol, como en la vida, la realidad se impone a la ficción. Por ganar la Copa Oro este verano se creó la narrativa de que, después de todo, no se estaba tan mal pensando en un papel decoroso el próximo año.
Mandar en la Concacaf es ser el gigante en una tierra de enanos que nunca van a crecer. En los últimos cinco ensayos serios con rivales similares o superiores —Suiza, Turquía, Japón, Corea del Sur y Colombia— se mostraron las costuras de una prenda endeble y de mala calidad.
Dicen que “se aprende más en la derrota que en la victoria”, pero con este equipo ni eso. No defiende bien, no tiene llegada, es débil en pelota parada en contra e inofensivo en pelota parada a favor.
Juan Carlos Osorio y Gerardo Martino fueron los chivos expiatorios usados en su momento para endosarles todos los pecados de nuestro futbol. Hoy pasa lo mismo con Javier Aguirre, cuando el fondo es mucho más profundo que poner o quitar a un entrenador.
Salvo honrosas excepciones (Hugo Sánchez y Rafael Márquez), el nivel del jugador mexicano nunca ha sido de excelencia. Hace 15 años se participaba en Copa Libertadores, había descenso y ascenso, y los extranjeros no copaban las plantillas de primera división de manera tan descarada.
Sin competencia real no puede haber crecimiento. Hoy el futbolista está contagiado de un sistema que premia la mediocridad, y ahí están las consecuencias de tan lamentables decisiones.
Hoy en la noche se recibe a Ecuador en Guadalajara, y la venta de boletos hasta el momento es baja. Para evadir la realidad de una afición desencantada, se regalarán entradas para que no se vea tan vacío.
Derrotar a Honduras, Costa Rica o Estados Unidos es caer en la ficción de sentirte algo que no eres. Ser paseado por Japón y goleado por Colombia, nos guste o no, es la realidad de un futbol a la deriva y sin intenciones de reinventarse.