Cuando en el desempeño de una actividad pública o privada llega a su fin con malos resultados, no entiendo el porqué siempre se busca al culpable o se quiere tapar el no logro del objetivo con un nombre y apellido, cuando lo más ejecutivo hubiese sido planear bien, observar las oportunidades de éxito, escoger a las personas afines al plan y cerrar lo más posible los caminos que no te pudiesen llevar a cumplir el objetivo. Al no lograrlo y contemplar la posible solución a corto, mediano y largo plazo, lo que se estila en este país es el de buscar culpables, cuando estos están de raíz al no seguir un plan acorde a los elementos con que se cuenta. Si el comisionado general del futbol, cargo que es más alto que el de presidente y que en su pasado solo tiene éxitos en gestionar negocios muy importantes, pero que nada tienen que ver con el hacer actividades en las que el deporte como tal, están inmiscuidas, la cuestión empieza mal. Si este personaje se hace de personas que no tienen nada que ver en su pasado con gestión deportiva, no administrativa, insisto, deportiva, la cosa sigue mal. Este es el caso del presidente de la FMF y el presidente de la Liga MX. El único puesto dentro del organigrama que sí tiene que ver con el juego, es el de Duilio Davino. El problema es saber qué tanto poder tiene en la toma de decisiones importantes, como designar al técnico e intervenir en la lista de jugadores, así como cuestionar las formas que se establecen en el juego.
Terminando el Mundial de Qatar, y ante el fracaso de la eliminación tempranera, el nuevo comisionado impuesto por la televisora hizo una aparición pública de 3 horas en las cuales dio los lineamientos generales del nuevo plan al 2030. En 3 horas te da tiempo de prometer el oro y el moro. A la fecha nada de lo prometido se cumplió; es más, ya se cambió el plan con el nuevo objetivo de la renovación del plantel, cuestión que queda en duda, por los nombres que se quedaron afuera en esta Copa América, porque en vez de bajar el promedio de edad, se subió, porque todos los jóvenes que fueron no jugaron ni un minuto y porque demostraron el desconocimiento total de lo que significa una renovación en cuanto a tiempos y formas; no es cambiar una flotilla de camiones porque ya tienen 100 mil kilómetros, es elegir dentro del pequeño abanico con el que se cuenta, a lo que en mediano y largo plazo pueden sustituir a X jugador y teniendo en cuenta que el torneo que vas a enfrentar, lo tienes que hacer con lo mejor que tengas en ese momento, por el simple hecho que antes del Mundial, y al no tener
eliminatorias, es tu último torneo o partidos de alto nivel antes del Mundial.
Todo lo anterior, a corto plazo, se apreciaba que iba a suceder. Lo que ya no se nombra, porque este fracaso de ser eliminados ante equipos de supuesta peor calidad, actúa como cortina de humo ante los males mayores que se tienen en la Federación, tales como la desunión de los presidentes, la abolición total del ascenso, la cantidad de extranjeros en las plantillas y, la principal, no darse cuenta que el éxito de este negocio está basado en el éxito deportivo, mismo que te llevará, por añadidura, al éxito económico. El tener las arcas reventando de dólares en nada te garantiza que tendrás éxito deportivo.
Solo un ejemplo en el tema del exceso de foráneos. El presidente de la liga declaró que no se bajaba la cantidad porque los equipos contratan a 9 pero solo juegan 6. Mayor contradicción no puede tener esta declaración: si juegan promedio 6, pues que se contraten 6, pero entonces el negocio de contratar a los otros 3, multiplicado por 17 equipos, quitando a Chivas, se les acaba a un grupo de trabajadores internos y externos que se aprovechan de esta situación. El último ejemplo que me enteré, por boca del que cobró y dueño de los derechos del jugador vendido, y que en el próximo torneo estará en Liga MX. Este jugador tenía un precio de 8 millones, pero al darse cuenta de la insistencia del equipo mexicano, pidieron 10. El equipo mexicano dijo que sí, pero que lo tenían que poner en 15, pagando los mexicanos los 10 al dueño y los 5 restantes salían del comprador pero no aparecían en la cuenta del vendedor. De estos 5, la mitad fueron para el representante iraní y la otra mitad para el director deportivo. No digo nombres, no tengo los papeles, solo la palabra del equipo vendedor, al cual conozco hace 13 años y ya no digo más. Solo pensar en los múltiples tratos que se hacen en 150 jugadores que se contratan y en la cantidad de dinero que se maneja. Ante esto, es imposible reducir el número de importaciones. Entre los años 1990 o un poco antes, hasta principio del 2000, muchos jugadores como Pelaez, Paco Gabriel, Cabrito Arellano, De Nigris, y muchos más de esa calidad y que con el tiempo destacaron en sus equipos y en la selección, si el límite de foráneos hubiese sido de 9 por equipo, imposible que su debut se hubiera dado. Ese fenómeno que no se dio, es el fenómeno que hoy se da: no salen jóvenes porque no hay lugar para ellos y si para 150 negocios asegurados. Ante el desfalco que sufren los dueños que no ejercen de dueños, creo que el Pachuca es la excepción, sus intereses van a la baja al no producir jugadores y lo peor, al no ganar nada porque casi la mitad de lo que les aconsejan contratar no tienen nivel y se refleja en que la liga vaya en picada en cuanto a calidad y en cuanto a competencia, que viene siendo otro tema, agarrado del primero, pero desencadenado por malas decisiones.
Muy complejo nuestro futbol, que para resumir, se volvió un negocio en el cual necesitan 11 jugadores y un balón. Con eso sale el negocio.
Me duele y lastima mucho, entre culpables y nuevos planes, ni una palabra de autocrítica y muchos millones por llegar, se están acabando la mejor diversión del país.
Estoy seguro que sus valores que otorga su práctica de forma lúdica, se pueden rescatar.