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Puebla
viernes, diciembre 6, 2024

Blanco y en botella

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No hay muchas vueltas que darle al fatal año 2024 del Puebla. Si nos vamos al principio de esta administración, en 2018, todos pensábamos en un nuevo equipo, con instalaciones, apoyos a jóvenes, equipo competitivo, satisfacciones a la afición, etc. De hecho, yo estuve y lo comprobé en 16 semanas que nada de esto se daría. Desde que a falta de dos semanas para empezar me dicen que se tenía que vender a Loroña, único lateral derecho del equipo, o a Lucas Cavallini. Al final se fue Loroña y al otro semestre Cavallini. Después de un falto de apoyo de tres jugadores que les había dado todo mi respaldo a mi llegada fui despedido y entró el Sr Reynoso. Se estableció la regla del repechaje y con menos puntos que en el primer semestre se coló a la liguilla y, por supuesto, con el apoyo de todo el equipo. Después siguió Larcamon, con buenos cuatro torneos, pero uno más que el otro, sangrando al equipo con ventas al por mayor. La lista es de mil ochenta millones de pesos en ventas y demostrado que ninguno de los vendidos hizo ni la mitad de lo que venía haciendo en el Puebla. Loroña, Cavallini, Fernández, Salas, Tabo, Ormeño, Silva, y algunos más, ni la sombra. Quizá Araujo que ahora juega en Portugal.

El equipo tenía buena salud en todos los aspectos, siendo el más importante la aceptación de la afición y el gran negocio que se hizo. Esto provocó que la máscara puesta por la empresa se cayera y aparece la verdad del objetivo de la misma: tener un equipo que ocupe un lugar determinado en el canal para las transmisiones a precio barato y traer y tener jugadores que aumentaran su valor y al primer postor venderlo. Las palabras afición, pertenencia, historia, tradición, en ninguno de sus diccionarios aparecen.

La gota que derrama el vaso aparece en el 2024. A falta de un juego, 33 en total, con 99 puntos en disputa, solo se lograron 19, repartidos en cuatro entrenadores que lejos de ser magos, han hecho lo que han podido.

En la tabla porcentual, el equipo aparece en el lugar 16, de los que supuestamente pagan multa, con 19.5 por ciento de efectividad en el año.

El título da lugar a que del 15 al 18, la empresa dueña de los derechos tiene tres equipos , el Atlas con un punto menos que el Puebla, el Mazatlán en el último lugar y el Puebla. Esta multipropiedad, con reglas establecidas a su conveniencia por Grupo Azteca, el no descenso, provoca que el 20 por ciento de los participantes, más los dos equipos del grupo de Santos, más dos equipos del grupo de Tijuana, te dice que casi la mitad de los participantes solo nadan de muertito, provocando cero competencia, alejando el espectáculo a los aficionados, trabajando cada equipo a sus intereses, manejada la liga por una persona que ni peso ni conocimiento tiene de lo que es y representa el futbol en este país.

Próximamente se tendrá el mundial. Las ganancias para todos están aseguradas y la unión entre 18 socios, en este caso 14, no se dará y pasará la gran oportunidad de ser país organizador. Este momento podría ser un parteaguas, pero la inmediatez del
negocio segará una visión empresarial a futuro.

El queridísimo Puebla tiene un futuro poco prometedor. Si el dueño ve que en esta plaza no hay apoyos del Gobierno, otros 16 estados se lo disputarán. Esta historia ya la vimos con Morelia, que dicho sea de paso, tenía más infraestructura deportiva y administrativa que el Puebla. Nuestra historia es más grande, pero eso no se evalúa. El aquí y el ahora mandan.

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