Nora Merino Escamilla forma parte de la nueva clase política que el gobernador Miguel Barbosa Huerta forjó en Puebla y ha tenido una carrera meteórica: dos veces diputada local, presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del estado, presidenta de la Mesa Directiva de la LX legislatura. Su última encomienda fue la de coordinadora de la fracción del Partido del Trabajo en la LXI legislatura, la cual dejó este fin de semana para ser ungida como coordinadora de Afiliación del PT en Puebla Capital y próximamente se integrará a la Comisión Ejecutiva Estatal del mismo partido. En realidad, dicho enroque significa el arranque de Nora Merino de su carrera por la candidatura a la presidencia municipal de Puebla por la coalición Morena-PT-Verde. Es la primera apuesta pública del PT y cuenta con la bendición del nuevo inquilino de Casa Aguayo, lo mismo que del dirigente nacional Alberto Anaya. La legisladora local será la encargada de construir la estructura político-electoral en el municipio, una tarea nada sencilla, pero que está en las manos correctas. Resulta que Nora Merino comenzó desde hace tiempo su trabajo por colonias, juntas auxiliares y unidades habitacionales. Ha conocido de cerca a liderazgos que no han sido cooptados por ningún partido político y es sangre fresca para fortalecer el movimiento de izquierda en Puebla. La diputada no es ninguna desconocida, cuenta con trabajo y posicionamiento, aunque requiere de impulsar todavía más su presencia e imagen. Ahora que cuenta con la bendición y dio arranque a su carrera no habrá obstáculo para conseguirlo. Otro de los puntos a su favor es que hay muchos militantes de Morena que la quieren y apoyan, así pues aglutina apoyos por partida doble.
DE NIVELES A NIVELES
No es por andar amarrando navajas, pero vaya papelón el que protagonizaron las huestes de los suspirantes a ocupar en Casa Aguayo en 2024 en la visita del secretario de gobernación, Adán Augusto López Hernández, ocurrida el viernes pasado. Los acarreados, perdón, los simpatizantes del senador Alejandro Armenta Mier como del diputado federal Ignacio Mier Velazco, por ejemplo, se entramparon en una guerra de porras que, en lugar de demostrar la fuerza de cada uno, en realidad fue un signo evidente de desesperación por agradar a la corcholata presidencial que despacha en
el Palacio de Bucareli. Por el contrario, en el acto oficial desarrollado ese mismo viernes en Casa Puebla, el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina sorprendió al secretario de Gobernación federal al invitarlo a dialogar y fraternizar con una amplia audiencia en la que estuvieron representados la mayoría de los factores de poder e influencia social en Puebla, desde la rectora de la BUAP, Lilia Cedillo Ramírez,
pasando por los poderes públicos y empresarios, hasta líderes de sociedad civil. Eso deja en evidencia que hoy en Puebla hay quienes tienen el control y los hilos del poder bien amarrados, mientras otros —cada vez más— se descontrolan y terminan como gritones.
EL JUDAS QUE REAPARECE
El impresentable de Eric Cotoñeto Carmona hizo su reaparición pública tras ser detenido y liberado casi de inmediato sorpresivamente los primeros días de octubre del año pasado debido a la intervención de un amigo que al final no dejó de quererlo pese a su traición. El antiguo operador del gobernador Miguel Barbosa Huerta enloqueció con el poder y en complicidad con su familia política comenzó a hacer cuanto negocio se pudiera. Eso llevó a que fuera defenestrado por el entonces mandatario estatal, mientras que el resto de sus familiares fueron denunciados penalmente y existen órdenes de aprehensión por desfalcos hallados en diferentes dependencias. De verdad se necesita ser un caradura para que, tras haber sido enviado al exilio, ahora Cotoñeto reaparezca como aliado del coordinador de Morena en San Lázaro, lo que confirmó que su verdadera desgracia provino de la traición a quien fue su compañero, amigo y casi padre. Lo que este sujeto olvida es que no hay perdón ni olvido.
