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viernes, diciembre 6, 2024

Mensajes escondidos

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Marcelo Ebrard Casaubón pronunció una frase que dejó más dudas que certezas sobre la llegada del marinista-manzanillista Francisco Ramos Montaño a la delegación de la Secretaría de Relaciones Exteriores en Puebla. Palabras más, palabras menos, el canciller señaló que durante la reunión que sostuvo con el gobernador Miguel Barbosa Huerta, previa a su comida con el Club de Empresarios de Puebla, intercambiaron opiniones acerca de lo que requiere la entidad en el ámbito de su competencia y coincidieron en que la delegación poblana “funciona muy bien”. Sobre la llegada de Ramos Montaño, simplemente advirtió que ni el gobernador ni él están interesados en “la grilla”. Esta postura deja varias preguntas abiertas: ¿Si la delegación “funciona muy bien”, entonces, no es necesario un cambio en quién la dirige? ¿Fortalecer el acuerdo entre Fernando Manzanillo Prieto e Ignacio Mier Velazco -que derivó en la designación de Ramos Montaño- es más importante que la operatividad de la dependencia? ¿Ah poco el canciller está dispuesto a permitir un agravio contra el gobernador de Puebla que solo ha dado muestras de cortesía, trabajo y apoyo? ¿Es más importante una delegación a respetar la ascendencia del gobernador? ¿Acaso Marcelo Ebrard no sabe o no le han informado que todos los delegados que han sido impuestos en la entidad han tenido un penoso desempeño y, al final, fueron despedidos y sujetos a procesos administrativos? ¿De verdad no conoce el pasado de Ramos Montaño, sus vínculos con el marinismo y con Manzanilla Prieto? ¿El canciller sabrá que el exsecretario de Gobernación estatal es conocido como el líder del club de los perdedores? 

 

El caso de la Señora Hyde 

Un hecho sorprendente entre los militantes del PAN en su capacidad para demostrar en muy poco tiempo de lo que son capaces en su lucha por el poder. La muestra es Ana Teresa Aranda Orozco, quien llegó a la diputación federal gracias al apoyo que recibió de Marko Cortés Mendoza. El dirigente nacional del blanquiazul se encargó personalmente de negociar en ese tiempo -2021- un espacio para ella con el grupo de la exlíder estatal Genoveva Huerta Villegas. Esa intervención y su excelente relación con las autoridades panistas locales sirvió para que La Doña fuera ungida como candidata. Tal fue la muestra de respaldo que le abrieron espacio en el distrito 11 de la capital, un coto de poder del genovevismo. En otras palabras: la abanderaron y le hicieron la campaña. El pésimo gobierno de la morenista Claudia Rivera Vivanco fue el mejor activo de los panistas que supieron capitalizarlo. El día de la elección llegó y la capital y la zona conurbada fueron barridas por el PAN. Con la curul en la bolsa, Ana Teresa Aranda sufrió una mutación al estilo del Dr. Jekill y Mister Hyde. El primer mensaje que envió sobre su transformación fue en la elección de la dirigencia estatal: Sin rubor ni recato apoyó a Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández. Sobre el apoyo que recibió de Genoveva Huerta ni una mención. Por el contrario, mesa en la que se sentaba juraba que llegó a San Lázaro gracias al apoyo del edil Eduardo Rivera Pérez. (Esta especie no es solo fantasiosa, sino que busca verle cara de baboso a quien la escucha, ya que cuando se definieron las candidaturas a diputados federales, Lalo Rivera estaba en la lona y muy lejos de ser ungido como el abanderado a la alcaldía). La traición de Ana Teresa escaló a otras esferas. Marko Cortés pensaba que tenía una aliada en San Lázaro y cuál sería su sorpresa al descubrir que la ultraderechista sí operaba… pero en su contra. Los agravios se fueron sumando y hoy Marko Cortés no pierde oportunidad para manifestar públicamente su enojo y aversión. En el caso de los genovevistas, ya todos conocemos lo que piensan de La Doña 

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