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viernes, noviembre 22, 2024

La rabia del junior miercista

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Carlos Ignacio Mier Bañuelos fue uno de los principales baluartes que el morenovallismo pretendía impulsar como un nuevo cuadro dentro de la política poblana. El papá, Moisés Ignacio Mier Velazco, hizo todo lo posible para que eso ocurriera. Por ejemplo: Ser candidato de Morena a la diputación federal, mientras que su hijo fuera —primero— diputado local y después candidato a la presidencia municipal de Tecamachalco. Fiel a su estilo, el otrora empleado de Enrique Doger Guerrero vio que la denuncia pública por extorsión contra su socio y cómplice José Arturo Rueda Sánchez de la Vega podría convertirse en una oportunidad para sacar un provecho personal. Y lo hizo. A sabiendas de que su socio en Diario Cambio estaba en desgracia, tendió los puentes para llegar a un pacto con el morenovallismo. Fue así que Nachito Junior llegó a la curul en el Congreso local y, después, fue ungido por el PAN en 2018 como su gallo por Tecamachalco. ¿Cómo fue posible tal enroque? Sencillo: Ignacio Mier es un experto en jugar a tres bandas en la política, lo que llevó a que su clan mutara a una especie de promiscuidad política. Antes de su diputación local, Mier Bañuelos ocupó la dirección del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología, en la que se dio gusto por contratar a las empresas factureras que trabajaban para el socio de su papá. El problema es que esas compañías después serían incluidas en una investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera sobre el lavado y desvío de 428.1 millones pesos, a través de 32 empresas fachada y en las que aparecía como mandamás el hoy preso Daniel Tavera Ramos, alias Dani Tavera. Ese conjunto de firmas, de acuerdo con la UIF, también tenían una estrecha relación con Francisco Romero Serrano, exauditor Superior del Estado, quien se encuentra recluido en el penal de Tepexi de Rodríguez por los delitos de uso de recursos de procedencia ilícita. Pero, bueno, regresando al principio. Resulta que la marcha del pasado domingo, convocada por el gobernador Miguel Barbosa Huerta en defensa del presidente Andrés Manuel López Obrador y la Cuarta Transformación, derivó en urticaria y bilis negra a la familia Mier Bañuelos. Tan es así que primero la hija, Daniela Mier Bañuelos, salió a despotricar desde la placida comodidad de las redes sociales —las mismas en las que presume un outfit superior a los 150 mil pesos—. El hermano tampoco se quedó atrás, Carlos Ignacio anduvo de bravucón estos últimos días y no se aguantó las ganas de asegurar que la marcha del domingo fue “pura hipocresía del señor”; es decir, del gobernador de Puebla y, ya entrado en gastos, se ufanó que su familia prepara una serie de ataques mediáticos para meter en cintura al mandatario estatal. Así las cosas en las tierras del huachicol que cada vez apesta más a complicidad con el crimen organizado, así como a bilis negra.

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