La declinación de Santiago Creel Miranda a favor de Xóchitl Gálvez Rangel en la lucha por la candidatura presidencial del Frente Amplio por México fue la confirmación de que la dirigencia nacional del PAN, encabezada por Marko Cortés Mendoza, perdió el control del proceso interno para la definición del abanderado, así como su propia sucesión en la presidencia de su partido.
Todo esto traerá el fortalecimiento de los adversarios del dirigente panista, entre ellos el bloque de gobernadores que fue relegado en la toma de decisiones y espacios, así como de la Organización Nacional del Yunque que solo tiene como prioridad acaparar el mayor número de candidaturas para los suyos, en una especie de beca a costa del erario para mantenerse vigentes en el Congreso de la Unión, gobiernos estatales, presidencias municipales y diputaciones locales.
Sin embargo, fuentes muy bien enteradas nos explican que la decisión de Santiago Creel también significó el inicio a la nueva operación del panismo nacional y varios de los financiadores del Frente Amplio por México con el objetivo de impedir que el PRI se salga con la suya.
¿A qué se refieren? Una pista la podemos encontrar en las reveladoras líneas publicadas en la columna Frentes Políticos, del periódico Excelsior:
“Teorías. Las tendencias indican una inclinación por una de las candidatas en la oposición rumbo a la elección presidencial de 2024. Se maneja que Xóchitl Gálvez sería una fuerte contendiente en contra de Morena. No obstante, a pesar de su popularidad, hay especulaciones sobre un acuerdo entre el PRI, de Alejandro Moreno, y la 4T. Algunos sugieren que, en lugar de Xóchitl, el PRI podría imponer a Beatriz Paredes para asegurar una victoria morenista en 2024. Juego sucio, pero no imposible. En las redes sociales las opiniones están divididas. Algunos ven a Xóchitl sin posibilidades, otros esperan que sea la candidata de la transición. Así las cosas”.
Antes de la irrupción de Xóchitl Gálvez en el proceso interno del Frente Amplio por México -que ocurrió con el evidente empuje desde el Palacio Nacional-, el PAN de Marko Cortés tenía una sola ruta: Santiago Creel Miranda. Alrededor del expresidente de la Mesa Directiva de San Lázaro estaban todos los sectores y había una cargada natural.
Todo eso se fue a pique en unas pocas semanas. El Yunque, por ejemplo, estaba metido de lleno en su precampaña, pero al advertir el entusiasmo ciudadano que despertó la hidalguense dieron un viraje y mandaron a sus emisarios a operar abiertamente a su favor.
En el contexto anterior a la senadora Gálvez Ruiz, el priismo de Alejandro Moreno Cárdenas, alias Alito, estaba maniatado y supeditado a una negociación de candidaturas. El PRI, se daba por hecho, estaba dispuesto a ceder la candidatura presidencial a cambio de un jugoso paquete de plurinominales federales y estatales, así como gubernaturas.
Al interior del tricolor, la oposición a Cárdenas entendió que su dirigente se había atrincherado y lo poco que pudiera obtener sería para su grupo compacto y aliados, por lo que no había más futuro y varios decidieron renunciar a su militancia.
Antes del 11 de junio, fecha en que el presidente Andrés Manuel López Obrador le cerró las puertas de Palacio Nacional a Xóchitl Gálvez, el Frente caminaba bajo una sola dirección. Con la promoción presidencial hacia la legisladora, la oposición eclosionó y los principales damnificados fueron Santiago Creel y Marko Cortés.
Fue en ese momento en que el PRI encontró una oportunidad de oro. Primero abrió espacios en el mismo Frente para José Angel Gurría e Ildefonso Guajardo, dos aspirantes de peso e integrantes del establishment neoliberal. Después, Moreno Cárdenas cerró su apoyo a dos opciones: Enrique de la Madrid y Beatriz Paredes Rangel, un hombre y una mujer frente a la dupla panista.
En una evidente complicidad, el PRI, el PAN y los factótums del Frente Amplio por México cerraron el paso a los perredistas Miguel Ángel Mancera y Silvano Aureoles, lo que llevó al dirigente nacional de ese partido, Jesús Zambrano Grijalva, a declarar una pausa en la participación del sol azteca en la alianza opositora.
De por sí, la irrupción de Gálvez ya había cercenado la unidad panista y cargar con dos perredistas sería una locura.
Poco a poco, el PRI también aprovechó la división interna del PAN para fortalecer a sus aspirantes por la vía de la maquinaria político-electoral, un aspecto fundamental ya que la unción del abanderado surgirá, además de una encuesta, por una elección primaria en la que solo podrán participar aquellos que están registrados den la plataforma.
Los números que arrojó la recolección de firmas fue otra confirmación del desastre panista. Xóchitl Gálvez obtuvo 554 mil 699 rúbricas, pero sólo 90 mil 143 fueron de personas que identificaron como militantes de algún partido político que forma parte del frente, es decir, el aparato oficial partidista la dejó de lado.
Por el contrario, Santiago Creel sumó 358 mil apoyos, de los cuales siete de cada 10 correspondieron a la militancia y la estructura del PAN. Allí quedó confirmada la cargada oficial.
En el caso del PRI, Beatriz Paredes recabó 452 mil 934 rúbricas: 195 mil 610 de ciudadanos; 174 mil 972 de personas identificadas con un partido político y 81 mil 362 de sus promotores.
Enrique De la Madrid, a su vez, acreditó 344 mil 729 apoyos: 150 mil 701 de militantes; 135 mil 539 de ciudadanos y los restantes 58 mil 489 de sus promotores.
Tomando como base esos resultados, Beatriz Paredes y Enrique De la Madrid suman 325 mil 663 firmas de militantes, mientras que Xóchitl Gálvez y Santiago Creel, 338 mil 814.
Hacemos énfasis en la militancia porque es justamente allí donde los partidos tienen la posibilidad de influir directamente en la elección primaria. Los ciudadanos que manifestaron su respaldo hacia los aspirantes difícilmente volverán a participar en el proceso interno y unos más serán movilizados.
En resumen: la primaria del Frente depende de la movilización partidista y la diferencia entre PRI y PAN no es tan amplia como se pensaba.
Tras la declinación de Santiago Creel, el PRD anunció que regresaba a las actividades del Frente. ¿Por qué? Porque las firmas de que Silvano Aureoles y Miguel Ángel Mancera serán oro molido para quienes les ofrezcan las mejores opciones.
En este momento, hay mayor oportunidad para que Xóchitl Gálvez llegue a un acuerdo con el perredismo que Alejandro Cárdenas o los aspirantes priistas, pero nada se puede descartar.
Poner un alto al PRI se convirtió en uno de los principales objetivos del panismo y algunos de los jefazos del Frente. Saben que lo publicado por la columna de Excélsior es una posibilidad muy real. Lo que quieren impedir es que los sorprenda el Caballo de Troya de Andrés Manuel López Obrador, pero disfrazado de Alito Moreno.