Cada vez que el brillante cineasta estadounidense Woody Allen era interrogado sobre su éxito taquillero y la fórmula para conseguirlo, señalaba irónico: “No conozco la clave del éxito, pero sé que la clave del fracaso es querer complacer a todos”. Esa frase no debería olvidarla el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, Eduardo Castillo López, ya que cada día crece la percepción de que existen serias fallas en la conducción de la LXI legislatura. Esa situación resulta sumamente compleja debido a que terminará por afectarlo y, sobre todo, al actual inquilino de Casa Aguayo, quien depositó toda la confianza en su mejor hombre para llevar a buen puerto los destinos del Congreso local. Así pues, Lalo Castillo -como lo conocen sus amigos- está frente a
una encrucijada: Dejará pasar la oportunidad de dar el salto político y consagrarse con un político de alto nivel o, de lo contrario, dejará que la vorágine lo consuma y su paso como líder legislativo pase sin pena ni gloria, olvidado en el basurero de la política local. Ejemplos de lo segundo hay muchos en Puebla. El también coordinador de Morena debería revisar con precisión lo ocurrido en el pasado y reflexionar que mejor coyuntura en su carrera política no puede tener. El balón está en su cancha y algunos se preguntan si lo volará a las gradas.
EL PATETISMO PANISTA
Una vez que la bomba política de 5 mil megatones estalló en la Corte Este de Nueva York por el caso de Genaro García Luna, los panistas corren como gallinas sin cabeza: dando tumbos por todos lados despavoridas. Algunos como el eterno perdedor Pablo Rodríguez Regordosa, el hijo menos agraciado en la experiencia de la familia ultraconservadora poblana, se aventó la puntada de afirmar en sus redes sociales que todo podría ser producto de un acuerdo entre Andrés Manuel López Obrador y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para encarcelar al exsecretario de Seguridad Pública federal. (¡De pena ajena!). Otros como la dirigente estatal del PAN, Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández, salió con la perla de que el caso sería utilizado para golpear a su partido, pero pidió a los ciudadanos no hacer caso. (Risas grabadas de fondo). Ese es el nivel de la oposición que anda más emocionada con la marcha de este domingo que en darse cuenta que una lápida los ha sepultado.