Quien no conozca a Rodrigo Abdala Dartigues que lo compre. Su historial en la entidad es de fábula. De un sujeto con amplio futuro político a mapache trasnochado, aderezado por traiciones e investigaciones de la Secretaría de la Función Pública. El sobrino de Manuel Bartlett Díaz, podría decirse, tenía todo para convertirse en una opción ciudadana para lo que quisiera. Su cargo como Siervo de la Nación, conocido como súper delegado, era la plataforma extraordinaria para catapultarse. Solo requería dos cosas: oficio político y cercanía con el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta. Ninguna de las dos tuvo. La primera, ya se ve, siempre ha quedado de manifiesto. Cómo olvidar el 2018 cuando era el encargado del ejército morenista en el cuidado de las casillas. Al mediodía el 30 por ciento de la estructura no estaba disponible y al finalizar la jornada no había suficiente información ni papelería para allegarse de recursos para exhibir el fraude. Esa sospechosa actitud lo dejó marcado para siempre porque de la torpeza se pasó a la imagen de traidor. (Qué casualidad, en 2018, su amigo y promotor Ignacio Mier Velazco también fungió como topo de Martha Erika Alonso en el bunker barbosista, mientras que su jefe Enrique Doger Guerrero hacía todo lo posible para hacerle el caldo gordo a la candidata del morenovallismo). Exhibido en su condición de paria, Abdala pensó que el culpable de sus desgracias era el oriundo de Zinacatepec y le agarró tirria. Cuando fue designado súper delegado se pensó que el funcionario sería un estorbo y una sombra de Casa Aguayo. Resultó lo contrario: Fue el centro por antonomasia de la ineficiencia, el caos en las gestiones y entrega de recursos. Todavía están presentes las imágenes de cuando Abdala, en plena pandemia, obligó a las personas de la tercera edad a hacer filas enormes en el Centro Histórico y diferentes partes de la ciudad para pagar los subsidios. Luego llegó la primera jornada de vacunación y el caso fue tan grotesco que el gobierno del estado debió asumir el control absoluto. Solo así las cosas funcionaron. Ah, pero eso sí, en 2021 el Siervo de la Nación no ocultó su apoyo a Claudia Rivera Vivanco, a la que proclamó su aliada y compañera de partido. Ambos mordieron el polvo en la elección intermedia. Hoy, nuevamente, Abdala está en el ojo del huracán. Sin cargo visible pretende utilizar la estructura de la Secretaría de Bienestar federal para operar la mapachería del sábado 30 de julio en que se elegirán a 150 consejeros poblanos. El problema es que su falta de asepsia provocó que por toda la entidad saltaran escándalos por el lucro político que se está haciendo de los padrones de beneficiarios. ¿Qué ocurrirá el sábado próximo? Que Abdala, lo mismo que Claudia Rivera y su aliado Ignacio Mier serán barridos inmisericordemente.
NOTICIAS PARA CENTRALITOS
Un dato que no ha pasado desapercibido por el ojo del poder es la participación de José Manuel Treviño López en algunos casos jurídicos que actualmente desahoga la nueva administración de Periódico Central y que es encabezada por Arquímides Ríos Andraca, socio de negocios del doctor Rueda, alias José Arturo Rueda Sánchez de la Vega. Lo interesante es que el exdirector general Jurídico Consultivo del Ayuntamiento de Puebla es el abogado de cabecera del todavía coordinador de Morena en la Cámara baja, Moisés Ignacio Mier Velazco, lo que confirma su involucramiento total en el medio de comunicación que pretende convertir de ariete en el caso de un posible cierre de Diario Cambio, la empresa desde la que se hacían negocios al amparo del poder y de la que fueron víctimas centenares de personas y funcionarios. Nos dice que el tal Treviño sería el abogado del doctor Rueda, pero al final le mandaron a un abogado trinquetero que no ata ni desata. El mismo que le hizo creer al detenido por el delito de extorsión que saldría libre gracias a un amparo que le conseguiría.