En la riesgosa recta final de las campañas, justo cuando cualquier error tiene costos fatales, la alianza que han conformado PRIANPRD y el local Pacto de Integración Social (PSI) se quedó sin discurso, en el debate y en el día a día de la contienda, contra el lopezobradorismo poblano y, ahogada en su propia lengua, anda sobre arenas movedizas.
La inseguridad, paradójicamente, porque es el Partido Acción Nacional (PAN) quien encabeza también varios municipios, pretendió ser una bandera de la oposición para descalificar a Morena y sus partidos aliados, pero se perdió muy pronto en su propio laberinto retórico y no se ve cómo hallará la salida.
De la pretensión de presentarse como víctimas, los candidatos del PRIANPRD se convirtieron en parte del pelotón de los verdugos y eso quedó muy claro en el debate por la gubernatura.
Eduardo Rivera, el candidato opositor a la gubernatura, utilizó cuando le convino el tema de la inseguridad “en el estado y en el país”, pero omitió descaradamente la responsabilidad del gobierno municipal, que él encabezó.
En tanto, cuando le convino, se refirió a “cuando fui alcalde”, para algunos datos. En general, se atragantó y no fijó ni una, ni otra ideas.
“Con qué autoridad moral puedes hablar de la seguridad, cuando entregaste a Puebla al crimen organizado”, fue la frase con la que el candidato del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Alejandro Armenta, mandó a la lona al prianista Rivera.
Lo hizo mientras mostró una foto de él, con su esposa y al centro, la candidata a diputada plurinominal suplente del PRI, Tania N., quien fue aprehendida por la Guardia Nacional y es acusada de siete delitos, entre ellos narcotráfico, homicidio en grado de tentativa y posesión de armas de uso exclusivo del ejército. Tania y varios hombres ya fueron vinculados a proceso.
La postal pinta por completo el debate y las circunstancias de las campañas y de la elección misma.
El PRIANPRD se quedó sin artillería y sin parque, porque además en los días previos al encuentro entre los candidatos a la gubernatura, se reactivó una orden de aprehensión, por enriquecimiento ilícito, contra José Juan Espinosa Torres, expriísta, ex de Convergencia, ex del Partido del Trabajo y hoy nuevamente con el tricolor, en la alianza con el PAN, como candidato a diputado federal.
Lo más interesante de este proceso, que puede llevar en cualquier momento a la cárcel al llamado J.J., es que la denuncia que originó la orden de arresto, la puso Mario Gerardo Riestra Piña, quien es panista y hoy candidato de la misma alianza a la alcaldía de Puebla capital.
Es decir, a Mario Gerardo y al J.J. el futuro los alcanzó y no hay cómo eviten la claridad de una imagen incongruente como políticos y como personas.
La tarde del domingo, mientras el debate estaba en desarrollo, fue vinculada a proceso la candidata suplente a diputada plurinominal Tania N., junto con varios varones más.
La semana pasada, cuando se dio su arresto en una casa que, por cierto, es propiedad del dirigente municipal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Puebla capital, Juan de Dios Bravo, algunos priistas la defendieron.
La presidenta estatal de ese instituto, Delfina Pozos, quien además va en fórmula con Tania en la primera posición plurinominal del Congreso Local, dijo que se trató de “persecución” y que su aprehensión fue en una “casa de campaña”.
Al siguiente día, debió corregir y deslindarse de ella, para pedir que se le aplique “todo el peso de la ley”, como había dicho con más habilidad 24 horas antes su dirigente nacional, Rafael Alejandro Moreno Cárdenas.
Las campañas siguen. Faltan, a partir de este lunes, 20 días para la cita con las urnas.
La oposición se ha desinflado.
Se quedó sin discurso.
Parafraseando al presidente: están moral y discursivamente derrotados.