Falsamente identificado como “elbista”, el exsecretario de Movilidad y Transporte del estado de Puebla, José Guillermo Aréchiga Santamaría, ha sido en el último lustro un sirviente político de Fernando Luis Manzanilla Prieto, además de munición en el ataque que, en Puebla y en el país, lanzó Rafael Ochoa Guzmán, también exlíder magisterial, contra Elba Esther Gordillo Morales.
El poblano Aréchiga, hoy preso por presunta corrupción, “traicionó”, una de tantas veces que lo ha hecho en su carrera política, a la expresidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), desde antes que en 2018 se uniera, llevado de la mano por el secretario General de Gobierno, Manzanilla, al lopezobradorismo.
La historia, confirmada por varias fuentes, no tiene pierde: Manzanilla Prieto, también expriísta y exmorenovallista, se sumó a la ahora llamada Cuarta Transformación (4T), muy en sincronía con el exsenador de Nueva Alianza (Panal), Ochoa Guzmán.
Y es el profesor originario de Huatusco, Veracruz, quien incrustó a Aréchiga, acusado por la Fiscalía General del Estado (FGE) de delitos cometidos como funcionario público, en el clan Manzanilla como uno de sus principales lugartenientes. El otro muy conocido ha sido Francisco Ramos Montaño.
En realidad, la identificación, por sus pasados, fue simple y natural, entre José Guillermo y Fernando Luis, quienes antes ya habían coincidido en varios proyectos.
El primer coqueteo de Ochoa con la 4T, que terminaría por romper su relación de décadas con Elba, fue cuando el también exdirigente del SNTE llamó a votar en 2017 por Delfina Gómez Álvarez, en la elección a la gubernatura del Estado de México. De ahí se hizo de las relaciones que le permitieron después acogerse al morenismo.
Más tarde, Ochoa, quien siguió con Morena en 2018, acompañó al fracasado yerno de la profesora Fernando González Sánchez, a finales de ese año, en la conformación del también frustrado partido Redes Sociales Progresistas (RSP), pero ya no llegó al final de proceso para obtener el registro, pues se quedó a militar en el Movimiento Regeneración Nacional.
Aréchiga, ya como diputado federal elegido en Puebla, en una misma línea paralela, siguió a Ochoa, quien selló la alianza política con Fernando Luis Manzanilla.
Desde 2018 tuvo oportunidad de demostrar lealtad a su nuevo clan cuando jugó en contra de su otrora jefe político, Rafael Moreno Valle Rosas y su esposa, Martha Erika Alonso Hidalgo, los dos fallecidos el 24 de diciembre de 2018.
Aréchiga, al menos políticamente, ha respondido a Manzanilla y a Ochoa. Hoy que está acusado por delitos graves que presuntamente cometió como funcionario público.
Habrá que reflexionar si la mano del profesor se movió en solitario o recibió también instrucciones.