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lunes, abril 29, 2024

Raciclacismo, homofobia, misoginia y prepotencia yunquista

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La semana pasada la regidora Elisa Molina y Jaime Carcaño sufrieron un acto de violencia que retrata a la perfección el conservadurismo poblano que representa el gobierno municipal que encabeza Eduardo Rivera, y que para colmo de los males aspira a ser la fuerza política que gobierne el estado.  

En plena sesión de cabildo comenzaron las agresiones. Eduardo Rivera para evitar los posicionamientos de los regidores de Morena se disculpó con sus pares del cabildo y encomendó al regidor de gobernación, Miguel Ángel de Jesús Mantilla Martínez, la sesión, sin embargo, al enfrentar los posicionamientos de la oposición y como si fuera una cantina –aunque hasta en una cantina hay más respeto por la bohemia, la tertulia y la diferencia– comenzó a lanzar insultos, miradas y señalamientos hacia el equipo de Molina.  

Al terminar la sesión, Mantilla se acerca a confrontar a Carcaño y con diferentes insultos racistas, clasistas, y homofóbicos, agrede en un espacio público a un ciudadano, y en su bravura machista, atenta físicamente con un manazo contra la regidora Elisa Molina, una servidora pública que fue electa en una elección popular.  

Un video de 40 segundos documenta el atentado, y revela el talante autoritario que ha caracterizado a esta administración municipal. Si en cabildo se agrede, ofende y mancilla la dignidad de un ciudadano y una regidora, en la calle, los funcionarios públicos de esta administración han violentado estudiantes, comerciantes, privado ilegalmente de su libertad a ciudadanos –esta semana a Adolfo Reyes Pérez Torres– abusado y violado mujeres, y un largo etcétera de violaciones sistemáticas a derechos humanos. 

Esta dinámica en Puebla, sin embargo, tiene una larga data. Las violaciones graves a derechos humanos cometidas por el Estado quedan, en su mayoría, impunes. Tan solo dos de las más grandes masacres a nivel nacional aún permanecen impunes, me refiero a Monte de Chila y Pantepec. 

En este contexto vale la pena invitar a la reflexión. Si bien en México hubo un giro a la izquierda, no ha sido hacia el autoritarismo como tanto pregonan, sino más bien hacia una república más democrática, en la que a nivel regional continúan grandes adversidades. Puebla no merece ningún autoritarismo más.  

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