La calumnia dirigida a Andrés Manuel López Obrador de haberse financiado con dinero proveniente del Cártel de Sinaloa en 2006, no debe minimizarse, es una afrenta dirigida al Estado mexicano. Lo interesante no es analizar la escena, sino lo que esconden las bambalinas de esta acusación, diría el presidente ¿de parte de quién?
Esa calumnia responde a las nuevas tensiones en las primarias electorales de Estados Unidos, en las que Donald Trump está a punto de ganar, a la crisis migratoria que está por superar los 5 mil casos diarios y a las presiones por la participación económica de este país en los conflictos de Israel contra Palestina, y de Ucrania y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) contra Rusia.
Como en una película hollywoodense, no habría que descartar todas las teorías conspiranoicas, la vida política de Estados Unidos está absorta de ellas. Particularmente, porque si algo tienen sus instituciones es su opacidad, y sobre todo, las que tienen un propósito de inteligencia, ciencia o jurisdiccional. La CIA y la DEA son instituciones que han desestabilizado gobiernos en todo el mundo, e incluso, han sido partícipes en la desaparición de políticos estadounidenses como Jimmy Hoffa, o hasta el presidente Jhon F. Kennedy. Sobran las referencias culturales: libros, series o películas.
Lo que se espera en (ambas naciones), por un lado es una estrategia defensiva y otra ofensiva (para desviar la atención de problemas reales de Estados Unidos) en el contexto electoral. Para Claudia Sheinbaum se vuelve prioritaria la participación de Marcelo Ebrard y su equipo, mismos que ya conocen bien al magnate neoyorquino, y para Trump, será el simplismo de una guerra de declaraciones que acaparen la opinión pública: su piñata será México.
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En México no es diferente, al igual que en latinoamérica, sea el ejército, la policía, servicios de inteligencia, o peor, grupos paramilitares, narcotraficantes o delincuencia organizada en general son quienes hacen el trabajo sucio, ese que no se ve en el escenario de la política, y que aunque es bien sabido por todos, queda reducido a puras especulaciones.
Todo queda en rumores, más no permanentemente, así como se espera que una película de cines termine saliendo en algún momento en alguna plataforma digital, así se espera la verdad. Tal es el caso de Luis Donaldo Colosio, ahora resulta que es cierto, lo que todos sabíamos: un segundo tirador. Una participación activa del CISEN y para colmo un encubrimiento desde las más altas esferas de tal delito. ¿de parte de quién? dice el presidente, pregunta magnífica para la lectura de cualquier acción política.