Soy fiel creyente de que todos podemos escribir. Tan convencida estoy de ello que decidí compartirles otro de los textos escritos en el taller que impartí dentro del encuentro estatal y regional del Programa Nacional de Salas de Lectura en el Centro Cultural San Roque.
La actividad consistió en que cada asistente tenía que responder a una pregunta al azar. Un tipo de chismógrafo para quienes nacieron en los años ochenta. Lejos de interrogarlos sobre su color favorito, basé mis preguntas en el cuestionario que Salomé Esper propone como ejercicio personal en Sensacional de Escrituras. Un proyecto de cinco tomos encabezado por la talentosísima ensayista Alejandra Eme Vázquez.
Los participantes respondieron a preguntas inusuales como ¿cuál es el acto que más repiten tus manos?, ¿salsa verde o roja?, ¿robaste algo alguna vez?, etc. Cada respuesta se convirtió en un acto íntimo y reflexivo digno de ser compartido. Así pues, queridos hipócritas lectores, pensé en ustedes que me han acompañado con su lectura durante dos años y en Alelí, una apasionada de las letras que hoy hace su debut como escritora.
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¿Que si he robado algo?… me parece que desde antes de nacer fui una ladrona al ocupar un cuerpo que no me pertenecía y al que, durante nueve meses, le causé varios cambios tanto físicos como hormonales. Cuando por fin salí de ese lugar tan cálido no tardé mucho en hurtar el tiempo y dinero de un hombre que de vez en cuando me cantaba y arrullaba: “papá” le decía y me daba un beso antes de dormir y cuando entré en preescolar, robé el tiempo de mi abuelo con mi insistencia para que me leyera sus revistas de Memín Pingüín.
Lo que sí me avergüenza un poco es admitir que me iba sin pagar los dulces de la tienda pues por mi escasa edad y estatura no me hacían caso…y, de adolescente, he de confesar que no me fue difícil robar el corazón de unas cuantas personas a mi paso; entre ellas una en especial…sí, le atinaron, el de un chico con el que se voltearon los papeles y me robó más que el sueño: un par de besos y hasta el apellido.
¡Vaya que si he robado!
Hoy quisiera robarle tiempo al tiempo para aprovecharlo más y, si se pudiera, retroceder para hacer que me notaran más y no haber tenido que tomar cosas sin pagar; pero como eso es imposible no me queda sino enseñarles a mis hijos que desde pequeños tienen que hacerse notar, que su voz tiene que ser escuchada por muy tenue que sea, que son grandes a pesar de su corta edad o estatura y que el tiempo es igual que las distancias a pesar de contener números es difícil medir acciones y borrar momentos.
Alelí Dolores Hernández cursó un Diplomado en Promoción y Estrategias Lectoras. Forma parte del Programa Nacional de Lectura con el círculo itinerante “Luz María Chapela” y actualmente es Coordinadora del Programa “Lectura en Espiral”.