“Mi nombre es Ixca Cienfuegos. Nací y vivo en México, D.F. Esto no es grave. En México no hay tragedia: todo se vuelve afrenta. Afrenta, esta sangre que me punza como filo de maguey.
Afrenta, mi parálisis desenfrenada que todas las auroras tiñe de coágulos. Y mi eterno salto mortal hacia mañana”.
Los políticos pueden exagerar. Es su manía al éxito, al psicodrama y a la receptividad.
El júbilo popular siempre los acompaña.
El júbilo tricolor.
Los cánticos espirituales que la clase política recibe son incienso y sahumerio para sus endiosadas y patrióticas conciencias.
Son los souvenirs que ni el ascetismo ni la honestidad les harán llegar.
Son el reemplazo de la matraca y el vítor sagrado.
Son bestias letales que regalan promesas y ofertan ilusiones.
La política vive de la promesa eterna de lo imposible.
Aunque pregonan el laicismo (algunos, no todos los políticos) ocupan la oratoria religiosa para alcanzar las almas de sus seguidores.
Lanzan anatemas contra sus adversarios, opositores o enemigos.
(El rostro sin máscara de la política es la religión laica del amor al poder. No el amor philos ni el amor ágape de las primeras comunidades cristiano-comunistas sino el eros: una erotocracia de la illusio ).
Bendicen a los leales y a los de cabecita agachada.
En sus biografías, el amor al púlpito es mayor que su devoción a la autocrítica.
“Levántate y anda”, fueron las palabras que el Jesús de los Evangelios le lanza a Lázaro.
La poesía de Amado Nervo, la sensibilidad de Carlos Pellicer y la nueva poesía mexicana desarrollada por José-José y don Juan Gabriel amenizan los hogares del país.
(Los imitadores locales de esta versión regeneradora de la conciencia anti-neoliberal se quedan muy, como decirlo, muy pequeñitos. Aunque a veces, con inefables excepciones, las excepciones superan a la regla. Y la apología al pueblo bueno les enmienda todos pecados con la penitencia de seguir haciendo política o de ser hombres de bien para el país).
Si quisiéramos destacar una de las características del político mexicano es su capacidad oral:
¿Alguien se puede imaginar un país donde su mayor potencial se encuentra en el speech de los políticos?
¿Existirán seres más capacitados para amar a México?
¿Existirán seres más angelicales y pudorosos que los querubines de la clase política?
Todos los hombres forman parte del pueblo
Sócrates es filósofo
Por lo tanto, Sócrates es conservador
La cicuta para el filósofo.
¿Alguien se puede imaginar que la felicidad de un pueblo, de la masa en sí, de lo masificable por regocijo propio, sea el pueblo escuchando el nuevo sermón de la mañana? (Perdón, sermón de la montaña).
¿Qué nos puede fascinar más que este acercamiento al Ser Nacional encarnado en la clase política?
“Que de donde amigo vengo …”
“Ganarás el pan con el sudor de tu frente”.
Los políticos son las únicas personas pobres que pueden, (¡oh, maravilla de la creación!) casarse con mujeres ricas o fifís, dicho en chairospanish. (Se puede seguir siendo honesto por toda la eternidad).
Los políticos son las únicas personas pobres que pueden, (¡oh, maravilla de la creación!) tener hijos empresarios exitosos, hermanos empresarios exitosos, dicho en neoliberal-lingua.
Los políticos son las únicas personas pobres que pueden, (¡oh, maravilla de la creación!) tener hijos políticos que a la primera obtengan una candidatura o una secretaría, dicho en el lenguaje de la clase política universal. Los demás que se formen. Que hagan talacha, que la tómbola o la encuesta hechiza los lleve a las urnas.
Un poco de Hojas de hierba
He visto a las mejores mentes de mi generación destruidas por el tuit…
En el principio era el bot…
Grafitti hallado en el yate de algún benefactor del proletariado.
“No importa si eres un político de Morena nacionalista, del expartidazo, del PAN neoliberal o del PRI neoliberal, de Morena neoliberal (esa que cree que aplica los recortes presupuestales creyendo que son políticas de izquierda), del PRI nacionalista, o de Morena que cambió los himnos anti-imperialistas de Silvio por las rolas misóginas reguetoneras, de Morena antiabortista, de alguna de las múltiples sectas de Morena, o del Yunque o del Yunque que se alía con diputados y góbers biutifuls conservadores para imponer su ley de la familia, etc.”
Venga de donde venga, al político patriotero le gusta la bravata. Incendiar las redes sociales, iluminar con magia verbal sus tik-toks y creer que con sus acciones cumple el mandato patriótico de: Make Mexicouuu great again.
Disfrutan de las cámaras y de los videos.
“Que los bots nos respondan si el pueblo está muy ocupado”.
Dice el verdadero rapsoda:
“Me impongo la costosa penitencia
De no mirarte en días y días, porque mis ojos,
Cuando por fin te miren, se aneguen en tu esencia
Como si naufragasen en un golfo de púrpura,
De melodía y de vehemencia.”
Coda moral
Los políticos prefieren el discurso moral que la rendición de cuentas, la transparencia y la democracia participativa. (¿Para qué se necesita al Estado democrático si la moral es superior a la democracia? Porque, la moral viene del pueblo).
Se contemplan a sí mismos, como los nuevos Hidalgos, los nuevos Simón Bolívar, los George Washington y los Che-Guevara, los Zapata de la extrema derecha, los predilectos de la Historia, los elegidos del Capital, los destructores verbales del neoliberalismo, los ungidos de la Oposición o del pueblo bueno; ellos añoran sus estatuas en las avenidas principales de las capitales del país, quieren que las calles, avenidas, museos y universidades, lleven sus nombres.
Que la patria les cante un himno.
Canta, oh, canta al fantasma de la historia.
Pero con esta whitmaniana anti-estrofa:
To the states of any one of them, or any city of the States Resist much, obey Little,
Once unquestioning obedience, once fully enslaved,
Once fully enslaved, no nation, state, city of this earth, ever afterward resumes its Liberty.