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jueves, noviembre 21, 2024

21 de marzo, la fecha más épica del año

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El 21 de marzo, día épico. La suma de todos los días.  

Esto sería una crónica imposible. Y cualquier intento de escribirla está condenada al fracaso; o sea, al devenir, que es la manera en la que el tiempo nos ha enseñado a fracasar. 

La reunión de todos los mundos en un solo día. 

Energía se llama la multitud. 

Tumulto energético se llama la patria. 

¡Que todas las deidades alcen su voz!  

Los neoaztecas danzando en torno a alguna pirámide. 

La banda new age implorando al panteísmo energético del cosmos para cargarse de energía. 

Los neoaztecas convocando a las deidades de la grandeza azteca. 

Los teponaxtli resonando al pie del valle. 

Los masones rindiéndole culto al Benemérito de las Américas. 

Los estudiantes de las escuelas públicas bailoteando en sus disfraces de florecitas. 

Los optimistas contagiando de optimismo a los despistados. 

Los pesimistas despilfarrando su negatividad. 

Los optimistas con experiencia contagiando de optimismo a más optimistas con experiencia. 

Los pesimistas con experiencia despilfarrando más negatividad porque un pesimista mal recargado de negatividad corre el riesgo de volverse optimista. 

Las florecitas sacando su mejor look primaveral (valga la redundancia). 

Los incrédulos bajándole dos rayitas a su incredulidad. 

Y los crédulos acusando de paganos a los incrédulos. 

El 21 de marzo es una fecha trans-invernal. 

He aquí los profetas de la primavera.  

Este 21 de marzo será la fecha más épica de los últimos años.  

Cuando un presidente inaugura un aeropuerto hasta los lordmolécula recitan salmos inmaculados. 

Inaugurar un aeropuerto no es cualquier cosa. 

Es el flagelo de los políticos. 

El néctar primaveral para el pueblo bueno.  

El 21 de marzo la “revolución de las conciencias” se transforma en la “polinización de las conciencias”.  

Es una fecha épica. 

Elegida desde los tiempos remotos.  

Si la cronología azteca tenía su quinto sol ¿por qué no la cronología política tiene su cuarta transformación? 

¡Oh, Santa Lucía! 

¡Santa Lucía, ruega por nosotros!  

“Dame una pe”. 

“Dame una a”. 

“Dame una te”. 

“Dame una ere”. 

“Dame una i”. 

“Dame una a”. 

“¡Cómo dice!” 

“¡Cómo dice!” 

“¡Patria! ¡Patria! ¡Patria!” 

Sincronizado con la fecha cósmica del 21 de marzo. He ahí el mensaje.  

La tlayuda sustituyó a las hamburguesas. 

El atole y el champurrado sustituyeron a los cafés de las franquicias de Starbucks. 

Volaris reemplazó a American Airlines. 

¿Para qué queremos vuelos intercontinentales si podemos ir a Guadalajara, la perla tapatía?  

¿Para qué queremos vuelos intercontinentales si podemos ir a Villahermosa? 

Pero las élites se rebelan.  

El colonialismo interno reaparece. Y una vocecilla intermitente repite esos vocablos demoníacos y eurocentristas: “Barcelona, París, Frankfurt”. 

Nombres perversos y eurocentristas.  

La carne es débil. El espíritu es fuerte.  

Vade retro, colonialismo interno. 

Vade retro, eurocentrismo.  

Por la patria, me haré tres o cuatro horas a Santa Lucía.  

Lo tomaré como una peregrinación dichosa.  

Una manda espiritual a favor de la revolución de mi conciencia.  

(La H. Redacción ha tomado estos pensamientos de la debilidad de su carne. Reconoce la impiedad en esta escritura). 

Y las élites se sintieron desoladas. Y vieron la gloria aparecer desde sus entrañas. 

Y un pájaro de fuego emergió desde lo profundo del aire. 

Y no era el concorde ni un transbordador espacial. 

Y desde su palestra el elegido cantó el salmo protector. 

La alabanza para la obra de sus manos.  

Y todos sus fieles lo aclamaron. 

Y ese 21 de marzo fue llamado el día de los Teponaxtli, el día de la danza del pueblo, el día del incienso y de la patria, y ahí inició, sí, la fecha proclamada por los próceres de las conciencias recién lavaditas y clorificadas. 

Y todos fueron uno. Los de la derecha y los de la izquierda, los del expartidazo y los anarquistas, los medios del poder en turno y los medios que ya estuvieron con el poder en turno, los que aplauden mucho y los que esperan su turno para aplaudir.  

(La H. Redacción descubre los pensamientos del pueblo y de sus elites, de esa tarde del 15 de marzo del año tercero de la epidemia de Covid-19. La H. Redacción reconoce que cualquier escritura es imperfecta, y que el mejor lector, el lector más perfecto escribiría en alguna forma métrica y no en una prosa ilusionista, quizás fue Hesíodo u Homero).  

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